Izquierda Unida pedirá en el Pleno de la Diputación de Zamora que el bibliobús mantenga una gestión pública como la actual y que «garantice la estabilidad del servicio en los pueblos» y centros escolares. Lo hace después de los cambios planteados en el futuro del servicio tras la inminente jubilación de Fernando Martos y Dita de la Iglesia, las dos personas que han sido el alma del servicio de animación a la lectura durante varias décadas. El bibliobús, insisten desde Izquierda Unida, «se ha ganado a pulso el prestigio entre los usuarios de los pueblos a los que llega» y donde se realiza el servicio de animación a la lectura.
El Bibliobús recorre la provincia de Zamora desde 1981, inicialmente de manera experimental para préstamo e información, hasta que en 1985 se diseña un nuevo servicio de bibliobús escolar de creación propia «con el objetivo de especializarse en literatura infantil y juvenil, visitar centros escolares rurales, entrar en las aulas y presentar al alumnado de forma creativa y dinámica las obras literarias y de conocimiento, ampliándose en consecuencia el préstamo con el programa de animación a la lectura», recuerda IU.
El bibliobús depende actualmente de la Junta y de la Diputación de Zamora. De la institución provincial dependen los gastos de personal, el mantenimiento de los vehículos y la dotación de fondos. «Pese al éxito del servicio entre la sociedad y la profesionalidad reconocida de su personal, que ha permitido su pervivencia durante más de 40 años, el Bibliobús y sus trabajadores no han tenido una situación administrativa y jurídica suficientemente estable. Por ello, tras la jubilación de quienes fueron sus inspiradores y consiguieron su prestigio, se está cuestionando su continuidad –algo sobre lo que parece que no hay dudas– pero también la forma de continuar, en un contexto en el que se plantean cambios basados en las nuevas tecnologías para acceder a la lectura, entre otros argumentos», continúan desde Izquierda Unida.
Lo que «ha funcionado con éxito», apostillan las mismas fuentes, «no debe cambiarse. De manera presencial como hasta ahora, para colaborar también en el acompañamiento a la soledad no deseada de nuestra zona rural. Incluso aunque estuvieran implantadas las nuevas tecnologías en el pueblo más lejano y pequeño de la geografía zamorana, algo que no es así»