Carbajales de Alba ha sacado adelante un año más, y van 25, su feria de San Miguel, un certamen dedicado a la raza castellana de ovino que se celebrará en la cabecera comarcal el próximo sábado 4 de mayo. La cita se ha presentado este miércoles en las dependencias de Caja Rural y, allí, el alcalde del municipio, Roberto Fuentes, ha expresado su confianza en contar con «unos cien de los mejores sementales» de la zona. Todo, para un evento que también hará hueco a los productos de la tierra y al bordado carbajalino.
Durante la propia presentación, la representante de la Fundación Caja Rural, Laura Huertos, ha destacado el valor de esta «feria emblemática» y ha recalcado la importancia de mantener este tipo de ferias en las que se unen «tradición, cultura, gastronomía y patrimonio». «Esta es una provincia eminentemente agrícola y ganadera», ha añadido el responsable del área en la Diputación, José Ángel Ruiz, que ha defendido la importancia del sector ovino.
Ha sido a partir de ahí cuando el alcalde ha tomado la palabra para explicar los detalles de una feria de San Miguel que se celebrará durante toda la mañana y que tendrá, dentro de sus ejes principales, el concurso de sementales de raza castellana, que premiará con 300 euros al mejor ejemplar y que otorgará otros nueve galardones de menor cuantía a otros de los ejemplares más destacados.
«Cada vez cuesta hacer más este tipo de ferias, porque los ganaderos se jubilan y no hay relevo generacional», ha lamentado Fuentes, que ha confirmado que, de la mano de la parte agroalimentaria, que contará con al menos 25 stands, «estarán presentes todos los productos ligados al medio rural». «Es una feria bastante potente, a la que esperamos que vayan 2.000 o 3.000 personas», ha insistido el alcalde.
Las dificultades del sector
Por su parte, el presidente de la asociación de criadores de raza castellana, José Castedo, junto la directora técnica del colectivo, María Concepción González, ha incidido en esa falta de relevo generacional: «Está el tiempo que hay que dedicarle, que no es una profesión atractiva o que las hectáreas no las suelta nadie», han explicado los expertos, que han reconocido que la cifra de cabezas de ovino de esta raza en Castilla y León ha bajado de 50.000 a 37.000 en diez años.
Castedo ha admitido, en ese sentido, que el futuro es «negro» si no se encuentra un atractivo más allá de la rentabilidad y si no se asientan las asociaciones o las cooperativas que permitan sistemas como el de los correturnos: «Hablamos de turismo rural, de experiencias, de renovables, de silvicultura, pero nada pasa por la ganadería», ha lamentado González, que también ha admitido que al extensivo le ha faltado modernizarse.
En la misma línea, el alcalde de Carbajales ha resaltado que, para montar una explotación de cero, la inversión mínima que tiene que hacer quien la ponga en marcha es de 600.000 euros, y ha cargado contra las políticas autonómicas y nacionales en relación a estos negocios. «En mi pueblo, hace quince años había 15.000 ovejas; ahora son 3.000 y pronto se jubilarán más profesionales y quedarán 1.500 o 2.000. Luego nos lamentaremos de que haya incendios en verano», ha zanjado Roberto Fuentes.