«Te dejas los ojos, pero es muy bonito de hacer». Fátima Sánchez ejerce como modelo de su propia ropa. En el foro de artesanos instalado durante este fin de semana en la plaza de Viriato, ella misma recibe a los clientes con una camisa de lino confeccionada al estilo tradicional, una forma de crear las prendas que «lleva muchísimo trabajo», pero que a ella le transmite también «una gran paz». Como antes hicieron las mayores, ahora le toca a esta mujer, aunque su aprendizaje haya llegado ya en Zamora capital, sin vinculación con los pueblos donde esta actividad era un clásico.
«Me he especializado en hacer camisas de Aliste y de Sayago«, destaca Sánchez, que aclara que estas piezas se hacen en bastidor. «Me entretiene muchísimo», insiste. Y no es para menos. Basta con escuchar cómo es el proceso: «Hay que cortarlas, hacer un fruncido, luego un dibujo y repasarlo. Son tres trabajos en el mismo trozo», enumera la artesana zamorana.
Sánchez recuerda que la parte del puño, «la puñeta», la mandaban a hacer en las cárceles porque costaba mucho». De ahí viene la expresión de mandar a la gente a realizar tal actividad. No es un trabajo este para personas carentes de paciencia.
Tampoco es lo mismo elaborar las camisas alistanas que las sayaguesas: «Llevan un trabajo diferente», aclara Fátima Sánchez, que muestra las prendas confeccionadas para las mujeres y que subraya que las antepasadas de las citadas comarcas del oeste provincial usaban estas piezas «como camisón para estar en casa y luego también para ir a la calle».
Enfundada en una de ellas, y en el impás que le deja el reguero de gente para hablar un poco de su género, Sánchez exhibe igualmente sus trabajos con paño o con estameña. Con este último material confecciona los paños o las pequeñas capas pardas que vende a modo de cubrebotellas.
Las camisas, su especialidad
«Pero mi especialidad son las camisas», recalca la artesana, que se dedica principalmente a estas piezas y que aprendió a hacerlas por necesidad propia: «Me gusta mucho el baile y las necesitaba», apunta esta mujer, que trabaja desde casa y por encargo: «Aquí me doy a conocer un poquito, y luego por teléfono me localizan», zanja Sánchez desde el foro vinculado al festival Florido Jardín, que este domingo cerró las puertas de su cuarta edición.