La escena tuvo lugar este domingo en Valladolid, durante el homenaje a las víctimas de la dictadura organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH): una mujer octogenaria recibió los restos identificados de su padre, asesinado en la Guerra Civil, para darle por fin un entierro digno. Ese hombre se encontraba entre los tres que se pudieron distinguir de los 199 vestigios humanos hallados por el colectivo en distintas fosas durante los últimos cuatro años.
El vicepresidente de la asociación memorialista encargada de esa tarea, Marco González, admite que esas búsquedas son cada vez más complejas, y sobre todo en circunstancias como las de la provincia: «En Zamora, si tuviéramos alguna intervención…», desliza el responsable del colectivo, que explica que «los casos que entran aquí son muy inconcretos» y que subraya que, en muchas ocasiones, «los cuerpos se enterraban en cementerios que han cambiado mucho».
De hecho, el año pasado, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se desplazó hasta el camposanto de Zamora, donde se sabe que hubo ejecuciones, para hacer un estudio vinculado a la búsqueda de uno de los fusilados: «Nos fuimos a ver cada patio, estuvimos en todas las tumbas que no tenían nada encima, comprobamos una a una con los responsables del cementerio y todas habían sido revertidas en los años 50 y 60. Esos cuerpos se fueron al osario general, y ahí ya es imposible», destaca el experto.
González sí admite que existen personas buscando por su cuenta a algunos familiares y que buscan el respaldo de la asociación en esas pesquisas. El colectivo les ofrece unos parámetros para guiarse, pero personas como estas también se topan con las dificultades propias del tiempo que ya ha transcurrido: «Como haya habido ampliaciones en los cementerios, es muy difícil», recalca el memorialista.
Búsqueda a campo abierto
¿Y qué ocurre con las posibles fosas que pudiera haber a campo abierto en alguna zona de la provincia? «Eso se junta con el paso del tiempo. Los informantes mayores se han muerto y, además, tenemos otro problema en Zamora: ha habido mucha concentración parcelaria y las fincas se han desdibujado. Nosotros buscamos las fotos aéreas, hacemos comparativas y lo ponemos en manos del arqueólogo, que intenta situar esas coordenadas en la actualidad, pero eso tiene sus diferencias en metros», explica González.
El experto memorialista indica que toda esa tarea era más sencilla cuando los testigos recordaban exactamente el punto donde se habían llevado a cabo los enterramientos: «Llegaba un hombre que tenía 90 años y que te decía: aquí. Nos pasó con los cuatro hombres y cuatro mujeres que habían llevado a ejecutar a la zona de La Tabla«, ejemplifica Marco González, que subraya que aquello se hizo ya a última hora: «O sacábamos los cuerpos o iba a pasar una niveladora».
En ese sentido, el responsable de la asociación admite que ese tipo de fosa ya no les llega: «Si viene una familia y nos dice: ‘están aquí’, pues allá vamos. El problema es que desde Zamora no nos entran ubicaciones», insiste González, que recalca que lo que sí reciben son determinadas llamadas o consultas, varias de ellas vinculadas a la zona de Bermillo de Sayago.
«Un responsable de Falange bastante asesino»
«En esa zona de debía de haber un centro de reclusión previo, antes de que los detenidos fuesen trasladados a la cárcel de Zamora. En el viaje posterior, parece que un responsable de Falange bastante asesino los ejecutaba con la venia del responsable de arriba. Aparecían tiroteados y los cadáveres eran enterrados en Bermillo. Pero estamos hablando de grupos de cuatro, cinco, seis u once cuerpos», recalca Marco González. Ahí, la búsqueda se antoja compleja.
En todo caso, el representante de la asociación memorialista insiste en que, si hay familiares que conocen o creen conocer la ubicación de alguna fosa, pueden ponerse en contacto con el colectivo: «Nosotros investigamos», aclara el vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, consciente aún así de que el tiempo corre en su contra.