La entrada «masiva» de corderos foráneos a los mataderos de Castilla y León exige un plan de apoyo para el sector ovino de carne, que sigue «sin relevo generacional, cerrando explotaciones a un ritmo vertiginoso y con la necesidad urgente de un plan de apoyo por parte del Gobierno autonómico». Así lo estiman desde la Alianza UPA-COAG, que asegura que Castilla y León, «siendo productores de lechazos de excelente calidad», tiene unos ganaderos que se ven «arrollados por la entrada masiva de corderos franceses, hundiendo los precios del distinguido lechazo autonómico amparado mayoritariamente bajo la IGP Lechazo de Castilla y León».
Las organizaciones agrarias aseguran que el cordero de fuera de la región, «por su menor calidad», influye negativamente en las cotizaciones del producto local. Según las cuentas de los dos colectivos, entre enero y diciembre del año 2023 llegaron a los mataderos de Castilla y León 135.810 animales, fundamentalmente de Francia pero también de Portugal.
Una situación que afecta, añaden las mismas fuentes, en el comprometido relevo generacional del sector ganadero de la comunidad. El perfil del profesional del sector es el de un hombre de 55 años. «Cada vez hay menos profesionales por lo que cada vez el mercado español se llena más de producto foráneo y de menor calidad».
El 32% de la carne de ovino sale de la comunidad
Según los últimos datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Castilla y León acapara el 32% del total nacional de la carne de ovino con un valor aproximado a los 500 millones de euros. En producción cárnica de ovino, la región es la primera en producción de lechazos, con la IGP Lechazo de Castilla y León como referente y con la raza churra, originaria de la comunidad, como principal exponente. Los censos registran 10.570 explotaciones de ovino en las nueve provincias (el 9,5% del total) y 2,4 millones de animales (el 16,3%).
Ante la situación de entrada de producto extranjero, la organización reclama a la Junta que considere al sector «como prioritario» y que trabaje para «recuperar la viabilidad económica de las explotaciones de ovino y caprino», así como para «evitar la desaparición de un producto que contribuye a la cohesión del mundo rural y a la conservación del medio ambiente».
UPA-COAG exige además un etiquetado claro que diferencie al producto originario de la región del de terceros países. «No puede ser que los corderos franceses que se sacrifican en los mataderos de Castilla y León lleven cualquier tipo de sello autonómico. Las importaciones perjudican mucho al sector en la comunidad y suponen en muchos casos un engaño para el consumidor», apuntan. «Por otro lado, es prioritario un control efectivo de las importaciones de terceros países, posibilidad de escalonamiento de los contingentes de importación y medidas para evitar la competencia desleal de países terceros», concluyen.