Las precipitaciones de las últimas semanas han elevado el nivel de los embalses de la provincia de Zamora a unas cotas no registradas durante las últimas décadas y ello, además del dato puramente estadístico, tiene un reflejo en la producción de energía hidroeléctrica. Los datos son claros y las precipitaciones han ayudado de forma decidida a que la provincia contribuya a la generación de energía limpia durante el primer trimestre del año. Según los datos proporcionados a este periódico por parte de Iberdrola, los embalses de Zamora han producido 799,9 gigavatios hora de energía (GWh) entre enero y marzo. Por poner los datos en comparación, basta apuntar que el año pasado se produjeron 1.665,2 GWh en todo el año. Es decir, en tres meses se roza la mitad de la producción de todo el año 2023.
Los datos que maneja la compañía energética ponen de manifiesto la relación entre las lluvias y la mayor generación energética. Los embalses están mejor que el año pasado, eso es evidente, y hay diferencias que son muy significativas. Con los datos que maneja Iberdrola, Ricobayo se encontraba al terminar el mes de marzo al 85% de su capacidad, porcentaje que incluso se ha incrementado desde entonces. El año pasado estaba al 63% de su capacidad total en la misma época del año. Cernadilla ha aumentado también cerca de un quince por ciento en un año y ahora roza el 85%. Por lo que respecta a Zamora, es destacable que, según los datos proporcionados a este diario, la producción media de las centrales hidroeléctricas es de unos 1.800.000 megavatios hora al año. Esto, apostillan desde la energética, es suficiente para abastecer a 400.000 personas al año.
Estos dos embalses son, a nivel de producción hidroeléctrica, los más importantes de la provincia de Zamora, pues son los únicos (con enormes diferencias entre uno y otro, pues Ricobayo es casi cinco veces más grande) que se consideran «de gran capacidad». Esto significa que pueden presentar oscilaciones importantes a lo largo del año ya que dependen de varios factores, principalmente de las precipitaciones y del uso que se haga del agua embalsada. Otros embalses, como Valparaíso, Agavanzal, Villalcampo y Castro se consideran sin capacidad de regulación, por lo que no presentan importantes oscilaciones de nivel a lo largo de los meses.
Producción en la cuenca del Duero
Los datos de producción de la cuenca son similares a los registrados en Zamora. En lo que va de 2024, las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Duero han registrado una producción de 2.687 GWh frente a los 6.345 de todo el año 2023. «En el primer trimestre del presente año la producción ha sido el 42,3% de todo el ejercicio pasado», subrayan las mismas fuentes. Iberdrola, basta recordar, obtiene de la cuenca del Duero gran parte de su producción hidroeléctrica total. De hecho, de aquí sale entre el 15 y el veinte por ciento del total de energía producida en España en un año.
Con los volúmenes de agua que hay embalsados en la actualidad estaría garantizado el cumplimiento sin mayores problemas del Convenio de Albufeira, que rige la gestión de los ríos que comparten España y Portugal y de los embalses que hay en sus cuencas. El cumplimento del convenio preocupó el verano pasado, en plena sequía, a los habitantes de Sayago y del noroeste de Salamanca, que vieron como de la presa de Almendra salía agua con destino a Portugal para garantizar los caudales mínimos exigidos por ley. Este año se cumplirá sin que ello conlleve amenaza alguna de restricción en las zonas españolas.
El papel energético del agua
Iberdrola insiste por lo demás en que «el agua que se desembalsa ni se despilfarra ni se pierde», tan solo «se aprovecha su potencial energético». Los embalses, concluyen las mismas fuentes, «son elementos capitales para ayudar a combatir los efectos de las sequías y contribuyen a evitar desbordamientos de los ríos, siempre en coordinación con las administraciones competentes».
Iberdrola aprovecha para subrayar la importancia de la «gestión eficiente de los recursos hídricos» y por «hacer un uso racional y sostenible del agua» para afrontar los riesgos que se derivan de su escasez. En este sentido, la empresa apuesta por la tecnología hidroeléctrica de bombeo, la más eficiente actualmente para almacenar energía a gran escala. «Es más rentable y aporta estabilidad, seguridad y sostenibilidad al sistema eléctrico, al generar gran cantidad de energía con un tiempo de respuesta muy rápido, presentar un rendimiento muy superior a las mejores baterías del mercado y sin generar ningún tipo de emisión contaminante a la atmósfera», apuntan desde la empresa.