«No podremos decir que no ha funcionado». Pedro Juan Martínez, el capellán de la Cofradía de Valderrey, pronunciaba este año el pequeño sermón de la bendición de campos recordando la situación que se vivía en esta misma ciudad hace cosa de un año. «Nos reunimos aquí en un día de mucho calor, implorando agua. Hoy, ya veis», aseguraba entre decenas de fieles.
Y es que agua es, ahora, lo que no falta. De hecho, ha sido precisamente el agua la causante de que la romería de Valderrey de este año no se haya podido completar en toda su integridad, ya que a primera hora, cuando tocaba salir de la iglesia del Espíritu Santo, descargaba con fuerza en Zamora. El Cristo ha tenido que ser transportado en furgoneta desde la ciudad hasta la ermita, donde sí ha recibido misa (en esta ocasión, solo una) y ha salido para presidir la tradicional bendición.
Por lo demás, la romería del domingo está muy marcada por el tiempo. La pradera ha cogido color con el paso de las horas, cuando muchos zamoranos han visto que el cielo aclaraba y se han animado a coger el macuto y echar a andar a través de Valorio (los menos) o a cargar el coche y llegar hasta la misma pradera (los más). Las casetas registran un buen aspecto, que confían se animará aún más durante la tarde en una jornada festiva que viene a ser el pistoletazo de salida del calendario romero de la provincia.