El vino es una bebida arraigada en la historia y la cultura europea, y muy especialmente en el área mediterránea.
Dado su interés cultural y gastronómico y su participación en el desarrollo económico de las zonas donde se produce, resulta de interés conocer su industria e investigar los mecanismos de internacionalización de sus empresas productoras.
Industria y riqueza
Desde la gestión de los viñedos hasta el proceso de vinificación hasta su posterior comercialización, la producción y venta de vino son motores económicos en las diversas etapas de la cadena de valor.
Los viñedos no sólo son fundamentales para la calidad y la producción del vino, sino que también desempeñan un papel crucial en la generación de empleo y el impulso de la economía local y regional. Esto se debe a que son activos específicos de localización –esto es, bienes difícilmente adaptables a otros procesos– que provocan un efecto desbordamiento , beneficiando la actividad de otras empresas o sectores de la zona como, por ejemplo, pasa en España con el enoturismo.
Precisamente, la presencia de viñedos y la actividad vitivinícola no solo benefician económicamente a las comunidades agrícolas, sino que también fomentan el desarrollo rural al crear empleo y estimular la demanda de productos y servicios locales.
Estrategias exportadoras
Nuestra investigación nos llevó a preguntarnos qué factores podrían ayudar a las bodegas españolas con denominación de origen a mejorar su impacto en su capacidad exportadora.
La hipótesis de partida era que la importación de barricas de otros países podría no solo abrir puertas a los mercados internacionales, sino también elevar la calidad y el prestigio de los vinos españoles.
Para ello, en 2021 recopilamos mediante encuestas información sobre 688 bodegas de 68 denominaciones de origen, de las 69 que hay en España. Al examinar los datos, encontramos evidencia empírica de que las bodegas que importan barricas, ya sean de origen francés o americano, tienden a tener una mayor probabilidad de exportar su producción.
Este fenómeno se traduce en un aumento tanto en el volumen como en el valor de las exportaciones, lo que sugiere un impacto significativo en la capacidad de exportación de las bodegas españolas.
También quedó clara la importancia de otros factores en la intensidad exportadora. Por ejemplo, observamos que el tamaño de la empresa, medido por el número de empleados, y la capacitación en marketing de los mismos se correlacionan positivamente con una mayor probabilidad de exportar.
Del mismo modo, las bodegas que ofrecen productos de alta gama, como vinos reserva y gran reserva, también tienden a tener una intensidad exportadora más alta.
Sin embargo, nuestra investigación también reveló algunas limitaciones. La muestra se limita a bodegas españolas de DO, lo que puede condicionar la generalización de estos resultados a otras industrias o regiones geográficas.
Además, aunque encontramos una correlación entre la importación de barricas y la capacidad de exportación, no podemos establecer una relación causal definitiva debido a la naturaleza observacional de nuestro estudio.
Consideraciones finales
En resumen, el vino brinda al consumidor un placer gastronómico pero, además, las bodegas y la viticultura juegan un papel crucial en el desarrollo económico de las regiones donde se produce, lo que hace que la investigación de sus estrategias de crecimiento para impulsar su expansión resulte de gran interés.
Talía Gómez-Aguas, Profesora sustituta, Universidad de Zaragoza; Jesús Fleta Zaragozano, Catedrático de Medicina. Pediatra, Universidad de Zaragoza; Jorge Fleta-Asín, Profesor Titular de Organización de Empresas, Universidad de Zaragoza y Marta Fernández Olmos, Profesor Titular del departamento de Dirección y Organización de Empresas, Universidad de Zaragoza
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.