Aunque la empresa se puso en marcha antes, y previamente rodaron por las carreteras ucranianas, los integrantes del Circo Bravo, que este fin de semana hace parada en Zamora, salieron del país unas semanas antes de iniciarse la guerra, a comienzos del año 2022. Desde entonces, alrededor de veinte personas, todos ellos ucranianos, recorren los países europeos con la complicada labor de hacer reír a los espectadores mientras una parte de su corazón permanece, como asegura Radion Titov, el encargado del circo, en su tierra.
«Intentamos divertir, hacer reír lo máximo posible a los niños y a los mayores que nos vienen a ver». Algo que consiguen, a la vista de las expectativas que hay para Zamora y de los resultados de otras localidades que ya han visitado previamente. Las personas que componen la caravana, en su mayoría trabajadores del circo (también hay unos pocos niños) tienen en todos los casos familia o conocidos en la zona en conflicto. «Intentamos comunicarnos con ellos lo máximo posible, más otros compañeros, que tienen a familiares directos allí y que en algunos casos han tenido que salir del país», apostilla el encargado del circo en declaraciones hechas a este periódico unas horas antes de que, ayer por la tarde, el espectáculo se pusiera en marcha en la explanada de la carretera de La Aldehuela.
Desengañados «con la política» y ciudadanos de un país que parece «llamado a estar en conflictos», los integrantes del circo intentan concentrarse en su trabajo durante los días que van a pasar en Zamora. Los medios que manejan son escasos, visiblemente más escasos que los de otras compañías circenses que han pasado por Zamora. «No tenemos profesor para los niños», asegura el encargado. Dos jóvenes chicas trabajan ya en el espectáculo, aunque también hay un niño que no llega a la edad de estar escolarizado y una niña, la hija del responsable del circo, que apura las vacaciones de Semana Santa antes de volver a Benidorm, con su madre, donde estudia y vive.
Espectáculo multidisciplinar
El espectáculo propiamente dicho está compuesto con siete artistas, una nómina que se ampliará próximamente hasta los diez, cuando se acabe de formar a un grupo de acróbatas que todavía apura el proceso para dominar la disciplina artística. Entre los siete se encargan de realizar un espectáculo de magia, acrobacia, malabares, equilibrio y humor (con un payaso) que lleva unos meses en España y que continuará con su gira por el sur en las próximas semanas para establecerse en Galicia durante los meses de verano.
Será entonces cuando los artistas «paren durante diez o quince días» y algunos aprovechen para regresar a su país a visitar a familiares. «Los que puedan». Otros, como Titov, que lleva ya más de 25 años en España, se quedarán por aquí. Con lo que todos sueñan es con volver a actuar en «nuestro país, delante de nuestra gente, lo que hacíamos hasta hace unos años cuando salimos». Una salida que «en principio era con fecha de regreso» pero que ha acabado por alargarse más de la cuenta.
Una distancia que suplen, en la medida en la que es posible, con «el cariño que nos da la gente» cuando nos ve, un cariño «que hemos visto en todos los sitios por los que hemos pasado» y que «ahora queremos ver en Zamora». El Circo Aqua es el único circo con artistas ucranianos que hace temporada en España, aunque su encargado asegura que el país de Europa del Este sí goza de «buena tradición» circense. «Seguro que Zamora cumple con nosotros», confía.