Desde que las Siete Palabras cruzó el umbral de su templo, con los hermanos ateridos de frío y a toda prisa para escapar del incipiente temporal que ya había dejado en la Catedral al Via Crucis, ni una sola de las diez procesiones restantes pudo completar el recorrido previsto. En los cinco días posteriores al Martes Santo, Zamora se topó con seis suspensiones más y cuatro desfiles mutilados. De hecho, cuando el Santo Entierro se marchó a la carrera de las calles, todo terminó. Ni una sola imagen más volvió a ver la luz desde el viernes.
De este modo, la Semana Santa que comenzó con unos días luminosos, propios de esas primaveras de manga corta, ha concluido este Domingo de Resurrección con un balance de seis salidas completas, cuatro con el recorrido corto o interrumpido y siete cancelaciones. La propia presidenta de las cofradías, Isabel García Prieto, ha admitido en este último día de marzo que había hablado con personas incluso nonagenarias para comprobar si alguien había visto un panorama como este en los días de Pasión. Pero no. Ni los más viejos del lugar recordaban tanta lluvia.
García Prieto ha constatado esta realidad durante su balance de una Semana Santa tremendamente condicionada por el tiempo, con los hermanos de fila y los de acera más pendientes de la lluvia que de prepararse para el desfile o de buscar el mejor sitio para disfrutar de la procesión: «Ha sido un tiempo desastroso», ha resumido la responsable de las cofradías, que tuvo que cancelar también la gran cita de su hermandad, Nuestra Madre, que el viernes por la noche se quedó en San Vicente.
«Todas las cofradías y hermandades han hecho lo que era oportuno y preciso, así que recordaremos también este como el año de la salud, que es lo que estamos pidiendo para poder llevar a cabo todas las procesiones en 2025», ha apuntado García Prieto, que ha reconocido su pena por las suspensiones: «Las cofradías tienen muchos actos durante el año, pero lo principal son las procesiones, la mayor manifestación de fe en nuestras calles y plazas», ha recalcado.
Más allá de esto, García Prieto ha querido agradecer la actitud de todos los cofrades de Zamora, que, «a pesar del mal tiempo, han acudido a los actos de los templos». «Es verdad que con un aforo muy limitado, pero han respondido», ha destacado la presidenta de la Junta pro Semana Santa, que ha exculpado a todas las directivas de los posibles riesgos corridos en algún caso: «En la cabeza de nadie se puede pensar que se hace algo para perjudicar a alguien», ha sostenido la representante de las hermandades.
Para García Prieto, se ha hecho lo posible por «cuidar el patrimonio artístico y el humano». «Evidentemente, nos dejaron un legado que tenemos que entregar al menos en las mismas condiciones, pero hay que cuidar también a hermanos de fila y de acera», ha remachado la presidenta de la Junta pro Semana Santa, que se ha despedido nuevamente con una mención a la salud, eso a lo que puede agarrarse Zamora sin dejar de soltar el paraguas.