Cuando sean las cuatro y media de la tarde del Viernes Santo y se inicie la procesión del Santo Entierro, la Banda de Música de Zamora iniciará el que debería haber sido su sexto desfile de este año. Antes han participado en la Borriquita, han acompañado a Jesús Caído en la Tercera Caída y a la Verónica de Jesús Nazareno, y deberían haber ido detrás del Nazareno de San Frontis el Martes Santo y del Lavatorio, el jueves. Y aún les queda el Domingo de Resurrección. Una maratón musical que «exprime» a los músicos y que «une más si cabe» a un grupo de 95 personas que, durante esta semana, pasan más horas juntos que muchas familias. «Es una semana ilusionante, pero agotadora. Los músicos sacan fuerzas de donde pueden, pero al final esto es un acto de reivindicación cultural. Para mucha gente tocar en Semana Santa es un momento importantísimo», asegura Manuel Alejandro, director de la Banda de Música de Zamora.
La Semana Santa, explica Alejandro, «forma parte de la propia forma de ser de los zamoranos». Así que no es raro que, cuando la banda comienza a ensayar las marchas de las procesiones, la asistencia a los ensayos se multiplica. «Yo conozco otras ciudades en las que los músicos son reacios a ensayar marchas. Aquí es al contrario, el mejor momento del año». Las procesiones son también el marco elegido por la Banda de Música de Zamora para introducir en el grupo a los nuevos músicos, que después de años de formación debutan en las procesiones. «Eso llama a la gente a seguir, siempre es un bonito recuerdo», apunta el director.
La música en Semana Santa
¿Sería posible una Semana Santa sin música? Para Manuel Alejandro, no. «Es impensable», asegura. Y es que aquí, al contrario de lo que pasa en otras ciudades donde los pasos suelen ir a ruedas, la música tiene también una función pragmática en las procesiones. Aunque en determinados momentos no suene ninguna marcha, siempre hay un tambor marcando el paso de los cargadores, algo que hace la propia música cuando entra en escena toda la banda.
«La música convierte a las procesiones en algo más profundo y trascendental»
Manuel Alejandro, director de la Banda de Música de Zamora
«La música convierte una procesión en algo más profundo y trascendental», añade el director de la Banda de Música de Zamora. «Las composiciones que suenan en Zamora son románticas, nos llevan de vuelta al siglo XIX. Tienen una calidad indiscutible y el ambiente que se crea entre la imagen, los hermanos, el público y la música convierte cada momento en inigualable», razona Alejandro, que añade: «Si estas marchas tuvieran la firma de alguno de los grandes compositores de la historia, no nos extrañaríamos».
Momentos importantes
El director de la Banda de Música se niega a «destacar» un momento en concreto de la Semana Santa porque, insiste, «son muchos y depende de cada uno». «El propio acto de hacer música juntos ya es algo muy emocionante», apostilla Manuel Alejandro, que pese a todo se queda «con la entrada de los pasos a las iglesias», cuando «tanto las fuerzas de los cargadores como las de los músicos son ya escasas».
E importante es, también, el papel del público, «respetuoso» con la banda y «pendiente de si sucede algo», como esas tardes de calor «en las que todo el mundo nos da agua». Un pequeño reconocimiento a un trabajo inmenso, el de los músicos, sin el cual la Pasión no sería la misma.