Dacio Crespo está tenso estos días. Tenso e «ilusionado como creyente». Cuando den las once de la noche de este Jueves Santo en la iglesia de San Cipriano de Zamora, este hermano del Jesús Yacente asumirá el peso que conlleva la mayordomía de la hermandad, se echará una cruz de madera de tamaño natural sobre el hombro y caminará por las calles mojadas de la ciudad en la madrugada en la que nadie duerme.
La propia cofradía dice de estas cruces que «son pesadas» y que «su roce con el suelo de las calles empedradas crea un sobrecogedor sonido, roto por el tintineo de las esquilas del viático y el leve golpeo de los hachones que portan los hermanos». El ruido de la pieza de madera forma parte, por tanto, del ambiente que se genera en una de esas procesiones únicas que tiene Zamora, con sus cofrades dispuestos al padecimiento.
El protagonista de esta historia, Dacio, es uno de los dos mayordomos que portan cruces como esta en el desfile; a ese par hay que sumar la de penitencia: «No sé si pesan 40 o 50 kilos. La tenemos que llevar sobre el hombro y pegada al cuerpo», señala el hermano, que admite que a sus 64 años ya no es un niño, pero que ejecutará su tarea esta noche empujado por la fe y por la emoción.
«Es un sacrificio que haces. Mucha gente ha renunciado, porque cuando llegas a estas edades ya es complicado, pero para mí es una ilusión y creo que reconoce de alguna forma esa permanencia», indica Dacio Crespo, que ha alcanzado esta posición «por antigüedad» y que confía en que la oleada de suspensiones no roce al Yacente: «Creo que al ser de penitencia saldrá», sostiene.
En memoria del padre
De momento, para prepararse, Dacio ha ido a ver el recorrido, camina a diario para mantenerse activo y se colocará una faja para resistir mejor el peso, ante los problemas de espalda que le castigan: «Suelen ir reservas detrás por si te pasa algo, pero la gente suele aguantar. Tratas de hacer ese sacrificio», explica el hermano, que estima que esta noche vivirá su momento «culmen como cristiano».
«Esto es lo más parecido a llevar la cruz como hizo Jesús, aunque la suya pesaría más porque era por todos nosotros», reflexiona Dacio, que también tendrá presente en la memoria esta noche a su padre, que en su día fue mayordomo y cargó con el mismo peso.
«En otras procesiones, cuando eres mayordomo vas con una vara, pero aquí es algo más especial: llevas la cruz a la que siguen los creyentes», zanja este zamorano, horas antes de iniciar su penitencia.