Ni los más viejos del lugar recordaban un Martes Santo con tantísimo frío a las puertas de Santa María de la Horta. Tres grados a las doce de la noche, que se hacían si cabe más intensos con los pies casi descalzos de los cientos de penitentes que han acudido fieles a su cita con el Cristo de la Expiación para que la procesión de las Siete Palabras cumpliera con su mandato anual y pudiera salir a la calle.
La hermandad ha hecho gala de su título de «penitencial» y los cofrades, pertrechados con todas las prendas térmicas admisibles debajo de la estameña, no se han dejado amedrentar tampoco por la amenaza de lluvia, presente hasta minutos antes de la salida del cristo por la puerta de la iglesia.
El frío se ha notado también en las filas, menos nutridas que en otras ocasiones, con menos cofrades entre palabra y palabra. No era para menos, la verdad, porque la interminable espera en el patio de La Horta (la cofradía llama a sus hermanos a acudir una hora y media antes del desfile) era capaz de helar el ánimo del más entusiasta. Con todo, las Siete Palabras ha sido capaz de burlar las malas previsiones del tiempo y ha acudido a su cita de cada Martes Santo. Turno para el siguiente.