En medio de la sala de exposiciones temporales del Museo de Zamora, Higinio Vázquez (1930) se acerca a Antonio Pedrero (1939), le planta un beso en cada mejilla y le abraza. Ligado al gesto, va el cariño personal de muchas décadas de sueños y ambiciones compartidas, pero también el respeto al artista, al hombre que ha retratado la realidad de la provincia durante más de 70 años. Y lo ha hecho desde su propia tierra, mientras decenas de miles se marchaban. Para él, pasar del Alto de los Curas siempre fue marchar «al extranjero».
En esa sala donde Pedrero ha recibido el abrazo de otro de los grandes artistas de la provincia en las últimas décadas, se encuentra desde este viernes, y hasta el 16 de junio, la muestra «Zamora en la mirada». La exposición exhibe una colección de cuadros del autor de La Golondrina, con retratos, paisajes de las comarcas, imágenes de la Semana Santa o detalles con apuntes como el de una volata ciclista.
La muestra se ha presentado en un acto al que ha acudido el propio artista y que ha contado con la participación de la delegada territorial de la Junta, Leticia García, que ha elogiado a «un autor reconocido y querido por todos los zamoranos, y de un prestigio internacional absolutamente acreditado».
La delegada ha repasado la trayectoria de un hombre que comenzó a pintar de adolescente y que no ha dejado de hacerlo hasta la fecha, ya con 85 años cumplidos: «Comenzó de forma muy precoz con los maestros de la Escuela de San Ildefonso«, ha recordado García, que ha destacado también el periodo de formación de Pedrero en Madrid antes de regresar a la tierra donde se instaló y en la que también fue docente.
García ha calificado la obra de Pedrero de «maravillosa» y ha subrayado el hecho de que la exposición abra de cara a la Semana Santa, para que la gente que venga de fuera pueda también disfrutarla. Además, la delegada ha confirmado que habrá una segunda parte de la muestra, que se ubicará en este caso en la biblioteca.
Por su parte, Pedrero ha agradecido al Museo Provincial, y a su directora Rosario Heras, el montaje de esta exposición que traslada a la sala una mirada a Zamora que el artista desarrolló «desde niño», con la inquietud de «transformar lo cotidiano en universal». En este caso, con la vista en una provincia «con una variedad tremenda» que siempre le ha resultado sugerente.
La inspiración de Ramón Álvarez
La muestra también incluye retratos de Claudio Rodríguez (1958) e Hilario Tundidor (1983) y se centra exclusivamente en la pintura, más allá de que Pedrero haya hecho incursiones igualmente en el mundo de la escultura al que le atrajo desde la infancia la obra de Ramón Álvarez: «Soy lo que soy gracias a él», ha admitido el artista, que ha aprovechado nuevamente para demandar un museo de pintura en la ciudad que albergue la obra de los grandes creadores zamoranos del siglo XX.
Entre ellos se encuentra, en un lugar de privilegio, el propio Antonio Pedrero, que aunque tenga en los límites de la ciudad sus fronteras, no deja de buscar la luz de Sanabria en sus cuadros: «Me entusiasma, sobre todo la luminosidad especial del verano», ha zanjado el pintor antes aclarar que esto del arte «es una aventura constante» en la que nada se ve ahora igual que ayer.