Cuando den las ocho de la tarde del domingo 17 de marzo, Victoria Gullón, Don Guti y Charo Jaular se subirán al escenario del Teatro Principal para hacer simple y llanamente lo que se hace habitualmente sobre las tablas: contar historias. Lo harán en un espectáculo para jóvenes y adultos después de que, ese mismo día, el liceo municipal haya sido testigo de una cita orientada al público familiar y de otra destinada exclusivamente a los bebés. Lo que ocurrirá de particular en esta triple sesión es que no habrá obras que interpretar, sino cuentos que narrar.
La cita del Teatro Principal constituye el punto álgido del Festival de Oralidad «Narrar Enamora», que se celebra desde el 5 al 24 de marzo y que aspira a sentar al calor de las historias a 2.000 personas entre todas sus actividades, con el evento del liceo como gran atractivo. La sesión para bebés ya ha colgado el cartel de no hay billetes, pero los pases para los cuentos familiares y para los orientados a los jóvenes y adultos aún tienen espacio para que más gente se sume a la escucha.
José Luis Gutiérrez, conocido como «Don Guti» en su papel de narrador, ya espera la llegada de ese encuentro con el público en la última de las sesiones: «Voy a ir con una historia de lobos», anuncia el zamorano, que tirará de su experiencia vital en la comarca de Sanabria para hilvanar este cuento con una leyenda de la zona en la base y con su impronta en la introducción, el nudo y el desenlace.
«Los temas con los que yo trabajo son mis viejos, la memoria y mucho humor y mucho reírse», explica Don Guti, que celebra iniciativas como la de Narrar Enamora, que aspira a «poner en valor a los narradores locales» y que abre la puerta a todas las opciones: «Se ven representadas muchas historias y muchas corrientes», analiza el zamorano, que admite que «hay muchas maneras» de atraer al público.
Desde su óptica, «los cuentos tradicionales tienen la ventaja de ser para adultos y que los pueden escuchar los niños sin sentirse ofendidos». En el caso de su espectáculo del domingo, trabajando con el nivel lingüistico con el que lo hace, «a partir de 13 y 14 años será suficiente para poderlo entender». Quienes acudan podrán comprobar cómo es el resultado, cómo se cuenta la historia, pero antes «hay que ser un recopilador y un escuchador».
Don Guti trabaja «directamente en la conservación de historias» con un canal como «el boca a boca, que es insustituible», pero también a través de sus libros o de las redes sociales, donde facilita que la gente se acerque a sus cuentos: «Me permiten llegar a un público increíble, juntar comunidades de decenas o centenares de miles de personas. Es otra manera de comunicar que, muy lejos de ser despreciable, es de las más útiles», aclara, aunque últimamente es más de «las narraciones en cortísimo», con seis u ocho personas. En el Principal, esta vez, tendrá que crear la intimidad entre unos cuantos más.
Contar como se hacía en las tribus
Para la organizadora del evento, Charo Jaular, precisamente el hecho de haberse hecho un hueco en el teatro, y con tres pases, «es un logro enorme para el festival». Así lo expresa esta mujer, que también participará en la sesión con Don Guti, pero que destaca los pases previos: «El de Texturas para los bebés es algo sensorial, porque queremos que el calor de las palabras se viva desde muy pequeñitos. Muchas veces van mujeres embarazadas», revela la responsable de una cita que aspira a recuperar esa forma de reunirse a contar como se hacía en las tribus, «sobre todo en la noche».
Ya en el pase familiar, los espectadores podrán disfrutar de «cuatro personas muy diferentes, con distintas miradas e historias reales, de tradición oral, o ficcionadas». «Es todo un placer poder escuchar esas cuatro voces en un solo espectáculo», afirma Jaular que, más allá de lo que ocurra en el Teatro Principal, es consciente del crecimiento que ha vivido el festival de cara a esta segunda edición.
Entre el objetivo de las 1.000 personas del año anterior y las 2.000 de este han mediado un éxito en el estreno y la entrada de la Diputación, que ha permitido que las historias llegaran a los institutos de la provincia, donde «la respuesta de los adolescentes ha sido maravillosa». También en los centros de la ciudad: «De cómo estaban al principio a cómo iban reclinándose hacia adelante al final era para verlo», apunta Jaular, que recuerda que la narración en Zamora no es territorio exclusivo de este festival
«De septiembre a noviembre y de enero a junio, en torno a finales de mes, siempre tenemos una cita con narradores», recuerda Jaular, que cita las propuestas que se organizan tanto en la biblioteca pública como en el Museo Etnográfico: «Las historias que cuentan quienes vienen te dan la posibilidad de viajar a otros mundos».