El Ayuntamiento de Zamora hace gala de normalidad y no pondrá, al menos a priori, sobre la mesa ningún dispositivo especial para controlar el botellón que se celebrará, como viene sucediendo desde hace ya muchos años, en la madrugada del Viernes Santo en el parque de San Martín. La convocatoria, insisten las fuentes municipales consultadas, no es oficial. «De hecho, no hay nada convocado», aseguran. Una falta de oficialidad que supone el asidero perfecto para evitar tomar medidas más drásticas.
Con todo, la evidencia es la que es, y es que esa noche miles de jóvenes se reunirán, si el tiempo no lo impide, en el céntrico parque para beber. El asunto será uno de los que centren parte de la reunión de coordinación entre Ayuntamiento y Subdelegación del Gobierno que se celebrará en el Ayuntamiento de Zamora mañana jueves. Habrá, así las cosas, los cuerpos y fuerzas de seguridad «habituales» y el dispositivo que Cruz Roja instalará en la ciudad con motivo de la Semana Santa. Esto, hay que recordar, sobre el papel, porque la realidad es que a nadie se le pasa que en ese punto concreto a esa hora en particular se producirá la que es una de las aglomeraciones que más hay que vigilar durante las próximas semanas.
El punto de vista del Ayuntamiento ha sido el mismo durante los últimos años. La convocatoria del botellón «no es oficial», así que poco se puede hacer. Pero va a pasar, así que los esfuerzos se encaminan más a hacerlo «soportable» para los vecinos y residentes que a prohibirlo, lo que podría acabar, vistas las masificaciones que se producen, en problemas mayores. Las esculturas y puntos más sensibles del parque de San Martín se vallarán. Se instalarán decenas de urinarios y WCs portátiles, y contenedores. Y, a la madrugada del Viernes Santo, será uno de los puntos a los que primero acudan los servicios de limpieza. Un dispositivo importante teniendo en cuenta que «no hay nada oficial».
Las dos administraciones competentes en este sentido, Ayuntamiento de Zamora y Subdelegación del Gobierno, son conscientes del escenario que se plantea cada Semana Santa. Aunque nadie lo dice abiertamente, la situación es que es preferible a todos los efectos, ante tal masificación, tener a los jóvenes concentrados en un mismo punto que prohibir la entrada al parque de San Martín. «Con esto lo que habría sería grupos de 30, 40, 50 ó 60 jóvenes repartidos por toda la ciudad, bebiendo en las calles. Algo mucho más difícil de controlar y que dejaría más problemas», apuntan otras fuentes a este periódico.
Los datos de los últimos años
En los dos últimos años (las dos celebraciones del botellón registradas desde la pandemia) se han cosechado cifras similares. Unos cinco mil jóvenes acuden «religiosamente» al parque de San Martín desde que cae el sol del Jueves Santo hasta que se dispersan con el toque del merlú, alrededor de las cinco de la mañana. Se generan ahí miles de kilos de basura. Los balances de 2022 y 2023 hablan de una cantidad de residuos cercana a los 30.000 kilos, sumando lo recogido de los contenedores y la mucha basura, bolsas y botellas que quedan repartidas por el césped.