Erlantz Lizundia, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Estibaliz Saez de Camara Oleaga, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Ion Agirre Arisketa, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Mireia Martín, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Vivimos rodeados de una gran cantidad de productos y servicios que nos ofrecen comodidad y bienestar. No obstante, a esta comodidad y bienestar les acompaña una preocupación palpable: el agotamiento acelerado de los recursos naturales, muchos de ellos recursos críticos. La sociedad moderna, envuelta en un vertiginoso crecimiento de población y de consumo, se enfrenta a un dilema que amenaza la estabilidad de nuestro planeta y de nuestra especie.
Habiendo superado seis de los nueve límites planetarios establecidos en 2009 (cambio climático, deforestación, pérdida de biodiversidad, productos químicos sintéticos, agotamiento de agua dulce y uso de nitrógeno), nos encontramos en una encrucijada que exige una acción inmediata y decidida.
La economía circular puede ser nuestra aliada en esta transición hacia la sostenibilidad, ofreciendo un enfoque que busca minimizar los desperdicios y maximizar la reutilización de recursos, promoviendo un ciclo continuo de producción, consumo y reciclaje.
Materias primas críticas
En respuesta al creciente consumo de materiales en la sociedad moderna, la Comisión Europea ha identificado y clasificado las materias primas críticas debido a su importancia económica y el riesgo de interrupciones en su suministro.
Desde el inicio de esta identificación en 2011 con 11 materiales, la lista se expandió a 30 materiales en 2020 y, tras una consulta pública, se actualizó en 2023 a 34 materiales. En el listado actual se incluyen 17 materiales considerados metales estratégicos.
Estos materiales son esenciales para sectores clave como la producción y posterior almacenamiento de energía renovable, movilidad eléctrica, defensa y el sector aeroespacial. Por eso es necesario abordar de manera efectiva la gestión de estas materias primas cruciales, incluido su aseguramiento, para un desarrollo estratégico en clave de sostenibilidad.
El desafío del reciclaje y la sombra de los residuos
A pesar de los esfuerzos por abrazar prácticas de economía circular, la Unión Europea se encuentra con importantes desafíos en lo que a procesos de reciclaje se refiere.
Mientras que algunos metales (como el hierro o el zinc) se reciclan hasta alcanzar más del 50 % de su contenido original, lo que representa más del 25 % del consumo de la Unión Europea, la situación presenta notables diferencias para otros materiales (como el titanio, el galio o el niobio) esenciales en aplicaciones de alta tecnología o energía renovable, donde la producción secundaria tiene una contribución meramente testimonial.
Este bajo índice de reciclaje no solo implica la pérdida de oportunidades para dar nueva vida a los materiales, sino que también contribuye al aumento de la generación emisiones de CO₂ equivalentes y residuos, gran parte de ellos de tipo peligroso.
Más allá de ser un problema ambiental, esta escasa reciclabilidad se traduce en gastos adicionales para las empresas, afectando a sus beneficios económicos y exacerbando la contaminación.
Colaboración sostenible
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, según los últimos datos de 2022 tan solo el 11,5 % de la economía de la Unión Europea se caracteriza como circular. Este dato refleja una brecha significativa entre la intención y la implementación de la transición establecida por el Pacto Verde Europeo.
Además, como se puede ver en la siguiente imagen, las notables disparidades entre los países de la Unión Europea subrayan la necesidad de adoptar enfoques adaptados a realidades específicas.
En este cruce de caminos, el rumbo hacia una economía circular se presenta como una oportunidad que nos llevará a un futuro que no solo preserve nuestro entorno, sino que también fomente la justicia social. La colaboración entre países, empresas y la sociedad en general se convierte en la clave para transformar metas en acciones tangibles y gestar un cambio hacia una economía más sostenible y circular.
Es esencial fomentar la innovación circular mediante incentivos para la investigación y desarrollo de soluciones eficaces en la gestión de residuos en sectores estratégicos. Además, la promoción de programas educativos es clave para concienciar a la sociedad sobre la importancia de la economía circular y la necesidad de adoptar prácticas más sostenibles.
Por último, la colaboración entre sectores industriales, instituciones educativas y gobiernos es fundamental para desarrollar estrategias integrales de economía circular que aborden los desafíos desde diversas perspectivas.
Revalorización de materiales
Ante este desafiante panorama, la revalorización de materiales surge como una oportunidad para otorgar una nueva utilidad a los residuos, ya sea mediante procesos físicos, químicos o biológicos.
Algunas buenas prácticas ampliamente extendidas incluyen triturar residuos forestales para obtener astillas de madera y poder emplearlas como biocombustible y usar procesos químicos como combustión, pirólisis y gasificación y aprovechar residuos biológicos para la producción de alcoholes como bioetanol y biobutanol por fermentación. Estos tratamientos generan productos como combustibles, alimentos para animales, plásticos y compuestos químicos, reduciendo significativamente los costos asociados a la gestión de residuos.
En consecuencia, la revalorización no solo beneficia económicamente a las empresas al convertir desechos en fuentes de ingresos, sino que también contribuye a la “simbiosis industrial”, conectando empresas para utilizar residuos o subproductos de algunas compañías como materias primas en otras. Esta simbiosis es crucial para la economía circular, promoviendo el crecimiento verde, soluciones ecoinnovadoras y cerrando el ciclo material, lo que, a su vez, reduce el impacto ambiental.
La implementación de estrategias circulares puede reducir las emisiones de efecto invernadero hasta en un 39 %, lo que enfatiza la importancia estratégica de adoptar prácticas circulares para abordar de manera efectiva los desafíos del cambio climático y avanzar hacia un modelo económico más sostenible.
El camino hacia la sostenibilidad
Asimismo, en respuesta a los desafíos planteados por la gestión de residuos, en España se han establecido diferentes estrategias a nivel estatal, como el Plan de Acción de Economía Circular, en el cual se proponen diferentes medidas de actuación divididas en distintos ejes y líneas.
También la nueva Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, que tiene como objetivo fundamental establecer los principios de la economía circular mediante legislación básica sobre residuos. Además, busca aportar a la lucha contra el cambio climático y a la protección del medio marino, con el propósito de contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En última instancia, estas iniciativas legislativas no solo marcan un hito en la gestión de residuos, sino que representan un firme compromiso hacia un futuro donde la economía circular no sea solo una estrategia, sino una realidad arraigada que contribuye de manera decisiva a la sostenibilidad ambiental y al bienestar de las generaciones futuras.
Erlantz Lizundia, Profesor de Ecodiseño y Economía Circular, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Estibaliz Saez de Camara Oleaga, Profesora Agregada de Tecnologias del Medio Ambiente. Directora de Sostenibilidad. , Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Ion Agirre Arisketa, Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Ingeniería Química y del Medio Ambiente, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Mireia Martín, PhD Researcher in UPV/EHU and CIC Energigune, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.