La propia camiseta rojiblanca los reconoce. De un lado, Vicente León (1955), 463 partidos en el Zamora Club de Fútbol. Nadie ha disputado más encuentros que él en la entidad. Del otro, Dani Hernández (1992), 270 apariciones con el escudo del equipo de su ciudad en el pecho, el actual capitán. Nadie alcanza los registros de encuentros jugados por el «7» en el siglo XXI. Entre los dos, suman 733 choques y 25 temporadas, casi la mitad de las que lleva vivo un proyecto que empezó en campos de tierra y que avanzó hacia la modernidad unas veces con fluidez y otras a trompicones.
Léon y Hernández acuden a la cita para charlar juntos sobre la esencia del club, acerca de los paralelismos de sus carreras y de cómo el fútbol les fue guiando hasta convertirlos en unos referentes innegables del Zamora CF. Estos son tiempos convulsos para la entidad, con la detención de su presidente, Víctor de Aldama, muy fresca en la memoria, pero la conversación fluye por otros cauces y deja claro que la identidad del club viaja por caminos distintos a los de una propiedad coyuntural.
Lo que el Constancia unió
La conversación seguirá, en líneas generales, un orden más o menos cronológico en las carreras de estos dos jugadores, dos trayectorias recorridas con casi 40 años de diferencia, pero las primeras reflexiones de Vicente León y de Dani Hernández abordan dos momentos decisivos en su historia personal y en la propia existencia del club. Uno de esos hitos tuvo lugar en 1983; el otro, en 2013. En ambos, la víctima recurrente fue el Constancia, un equipo balear que solo se ha medido en dos ocasiones al Zamora CF y que probablemente guarde un recuerdo fatal de las visitas a la ciudad.
León arranca con la historia, aunque admite que todo aquello ya le pilla lejos desde el punto de vista de la recuperación de las sensaciones: «Lo mío fue un ascenso muy particular. El año anterior, habíamos quedado terceros en Segunda B, en una época en la que los dos primeros subían directos, pero descendimos administrativamente por impagos. Aún así, la mayoría del equipo se quedó y jugamos play off», rememora el histórico jugador rojiblanco.
El mérito extra de aquello es que la plantilla de entonces pasó una buena parte de la temporada de huelga: «Fuimos a vivir allí a la puerta de la Federación, en Madrid. Entrenábamos durante la semana cerca del Retiro y los viernes volvíamos a Zamora. Llegábamos aquí y ganábamos», explica León. El CSD terminó por resolver la cuestión, la plantilla cobró y la competición siguió hasta la primera ronda del play off ante Las Palmas Atlético.
Aquella eliminatoria se resolvió en la tanda de penaltis, gracias al gol definitivo del Flaco Montes: «En esa tanda, el míster me dijo que me cambiara la camiseta con Baza para tirar otra vez después de haber marcado el primero, cuando estaba fuera ya. Yo no lo veía claro y, por suerte, el Flaco lo metió y respiré», señala Vicente León. Ya contra el Constancia, en la ida, el Zamora CF perdió 1-0, pero tuvo la capacidad de remontar en casa para apuntalar el ascenso. «Aquello fue la hostia por muchísimos motivos».
En el caso de Dani Hernández, aquella temporada 2012-2013 estuvo marcada por una racha interminable de empates que atrajo la atención de los medios nacionales. También por los impagos y porque al equipo le pasaban «cosas surrealistas», como indica el propio futbolista. El equipo dirigido entonces por Roberto Aguirre tuvo que afrontar, además, un play out en el que bajaban tres de los cuatro contendientes, por lo que debía pasar dos eliminatorias para evitar la caída.
En la primera, el Zamora CF encarriló el pase con un 3-0 sobre el Villanovense en el que Hernández marcó dos goles que aún se recuerdan en el Ruta de la Plata: «Si lo quiero visualizar, lo hago ya desde el vídeo, pero es uno de los partidos más especiales de mi vida», admite el «7» rojiblanco, que para entonces ya tenía un acuerdo con el Getafe para marcharse al final de la temporada y que considera clave la salvación posterior tras tumbar al citado Constancia con gol de Miguel Santos en el choque decisivo: «Con la situación económica que había, el club lo habría pasado muy mal con un descenso.
Las primeras veces
Pero ocurrieron muchas cosas antes de las eliminatorias contra el Constancia.
Cuando Vicente León llegó a Zamora en 1967, el club aún no existía: «Vine de Valencia con doce años porque destinaron aquí a mi padre. Empecé a entrenar con un equipillo de amigos que hicimos entre nosotros y que no tenía ni directiva ni nada. Tendría 16 años. Entonces, jugamos contra el Zamora CF, que se acababa de fundar, y Antonio Fernández me dijo: tienes que venir para acá. Acabamos la competición, fui y empecé a destacar para el entrenador, que por entonces tenía una zapatería. Es que os hablo de unos años…», relata León. Al año siguiente, ya entrenaba «casi todos los días» con la primera plantilla.
Aquella era la época de los campos de tierra, de la cisterna al descanso para aplacar la polvareda: «Al primer partido me llevó con 17 años», apunta León. Luego vendrían 462 más.
Con Hernández, todo empezó a los 12 años, aunque el primer contacto con el profesionalismo se produjo en un entrenamiento con Miguel Ángel Álvarez Tomé, cuando el ahora capitán todavía era cadete de segundo año. Fue un espejismo. Durante los dos años siguientes, otros compañeros de su quinta, como Jorge Hernández, Aarón Aguado o Jesús Garretas sí hicieron la pretemporada con la plantilla de Segunda B. Él tuvo que esperar hasta que, en diciembre de 2009, Beto Bianchi le llamó a filas.
«Cuando llegó, me llamó para un partido de entrenamiento de los jueves y ese día me salió todo, así que me dijo que tenía que volver al día siguiente. Me salté las clases, fui a entrenar por la mañana y ya me dijo que iba a ir convocado. El sábado, dio la alineación y vi que jugaba de delantero centro, que habré disputado cinco partidos en esa posición en toda mi carrera. Recuerdo los nervios, un paseo con mi padre por la mañana en el que hablamos de que había llegado la oportunidad, de aprovechar el momento. Y creo que lo hice. Luego fueron viniendo partidos, convocatorias y todo lo demás», rememora Hernández. Aquel 6 de diciembre de 2009, el Zamora CF ganó 2-0 al Sestao.
La búsqueda de la gloria lejos de casa
En la temporada 1977-1978, con 22 años recién cumplidos, Vicente León abandonó el Zamora CF para marcharse al Real Valladolid, en Segunda División: «Estaba de director deportivo Ramón Martínez, que luego fue el responsable de Valdebebas. Pagaron hasta un traspaso, porque entonces existía el derecho de retención y no te ibas si el club no quería», explica León. El primer año le fue «muy bien», disputó más de 30 partidos y se asomó a un futuro prometedor. «Pero el Valladolid empezó a traer cedidos del Real Madrid y del Barcelona, y claro, tenían que jugar».
Aquella siguiente campaña, con Enrique Pérez «Pachín» a los mandos, León jugó poco en una liga en la que el Valladolid se quedó a un gol de arrebatarle el ascenso a Primera al Betis. Donde sí participó fue en la Copa del Rey, en la que los pucelanos fueron pasando rondas de manera inopinada hasta plantarse en semifinales. De hecho, el histórico jugador del Zamora CF fue titular en una recordada victoria en Sarriá (1-2) para eliminar al Espanyol de Canito y Marañón. El Valencia de Kempes terminó con el sueño y la etapa de Vicente en la entidad blanquivioleta se fue apagando.
Olvidada ya aquella eliminatoria de Sarriá, más de 30 años después, el club perico contactó en enero de 2013 con un joven llamado Dani Hernández: «Me llamaron para darme un buen contrato y para que me incorporara ya en ese mercado de invierno», confirma el «7». Por entonces, el jugador zamorano tenía una cláusula de rescisión y, tras comunicarle la oferta al club, decidió no forzar las cosas: «También me tiraba salvar al equipo», asegura el ahora capitán del Zamora CF. Aquel curso terminó con la victoria ante el Constancia.
Para entonces, el talento del jugador que, de niño, admiraba a Sergio Villanueva ya había llamado la atención de otras canteras de Primera División. «A mitad de año, lo oficialicé con el Getafe a través de un precontrato. Luego aquí empezaron todos los impagos y perdoné una parte de lo que me debían antes de marcharme», revela Hernández, que cuatro días después de resolver favorablemente el play out estaba recogiendo sus cosas de una habitación turística de Cádiz para marcharse a la pretemporada con el primer equipo azulón, dirigido por el actual técnico del Alavés, Luis García Plaza.
«Hice dinámica del primer equipo, entrenaba con ellos varios días a la semana, pero echaron al entrenador y vino Cosmin Contra, que me conocía menos. O quizá yo tampoco estaba al nivel del principio de temporada. Se me cerraron las puertas», narra Hernández, que probó más tarde en la cantera del Córdoba antes de seguir su camino por otros equipos de Segunda B, como el Compostela o el Amorebieta.
El retorno
Tras la temporada de las semifinales de Copa, Vicente León renovó otra campaña por el Valladolid: «Pero no jugaba nada y me fui desmotivando. En el Zamora me ofrecían tres años, me subían la ficha y decidí volver a casa. Ya me había casado y tenía una hija», cuenta el futbolista, que retornó con la idea de no moverse más: «Puse unos negocios y me tiré jugando hasta que llegó la hora de irme ocho años después. Moralmente, salir del Valladolid y bajar de categoría fue un palo, pero me lo tomé como un cambio en mi forma de vida», apostilla el hombre con más apariciones de rojiblanco.
Desde su perspectiva, Hernández se sentía «quemado» después de varios cursos fuera: «La realidad es que, después de estar entrenando con jugadores como Pablo Sarabia, acabé yendo hacia abajo», reconoce el jugador zamorano, que desoyó ofertas de Segunda B para regresar a un Zamora CF por aquellas en Tercera y sin grandes expectativas de abandonar el grupo VIII a corto plazo: «Al final, encontré la felicidad en el lugar del que me había ido para buscarla», reflexiona.
«Si todo hubiese sido como el primer año, quizá no habría sido tan feliz, pero el proceso de llegar a un play off de ascenso a Segunda División con el equipo de mi ciudad para mí fue muy especial. Yo había estado en Castellón, en Vallecas, en Linares, y verme allí siendo el capitán…», matiza Hernández.
El sentimiento
El último año de Vicente León en el Zamora CF fue el primero de la entidad en La Vaguada: «Yo había jugado en tierra», advierte el exfutbolista, que vivió una última etapa en la que la plantilla contaba con mucha gente de la ciudad, ante las estrecheces económicas: «Yo sentía que ya cerraba los huecos para otros y, aunque jugaba de libre y podría haber seguido, creí que era el momento», sostiene.
«La afición a mí me quería mucho. Cuando jugamos el último partido, con Pollo de entrenador, la gente ya sabía que era el final, así que recuerdo los aplausos según me marchaba para dentro. Siempre he sentido esa vinculación con la grada», añade León.
El último día todavía queda lejos para Hernández: «Mientras lo contaba Vicente, estaba pensando en ese momento», comenta el capitán, que de momento todavía percibe más la responsabilidad por todo lo que suceda alrededor del escudo: «A mí aquí me importa hasta que un asiento de la grada esté roto», resume el «7» rojiblanco, que se siente «muy vinculado a todo lo que pasa». «Me gustaría ayudar y estar siempre».
El legado
León abandonó el fútbol. Ni siquiera regresó a las gradas hasta 2008, cuando se dejó ver por primera vez por el Ruta junto a su hermano, en el fondo sur. Hace diez años, entró a formar parte del organigrama de la entidad para aportar su experiencia: «Cuando Dani lo deje, también tendrá que venir. Es un referente», destaca el veterano.
Hernández recoge el guante; tampoco se reconoce fuera de este ámbito, aunque lo que venga después del fútbol implique otros roles. De momento, se esfuerza por estirar su impronta sobre el césped y por entregar el testigo: «Se echa de menos tener a gente que venga de abajo. Aquí me gustaría reconocer a Brian, que es zamorano y está entrenando con nosotros», zanja Dani, que abraza a la cantera como garante de que esto tendrá un futuro con identidad propia. Mientras, él tratará de seguir sumando.