Bajo una tromba de agua, pero ahí estuvieron las feministas, fieles a la cita con el 8-M en las calles de Zamora. Más de 300 personas, en su mayoría mujeres, se echaron a la calle para reivindicar una igualdad real y para clamar que el suyo es «un grito necesario, le pese a quien le pese». Sin el apoyo masivo de los últimos años previos a la pandemia, pero con la voluntad intacta, las participantes defendieron de nuevo que «las cosas no cambiar por inercia».
En medio del aguacero, hubo quien se preguntó si el recorrido se acortaría, pero no. La Coordinadora Feminista mantuvo el plan y las manifestantes caminaron bajo paraguas morados desde la plaza de la Marina hasta la Plaza Mayor tras rodear por la Amargura y Príncipe de Asturias.
A paso ligero, y al ritmo de una batucada, las mujeres recorrieron las calles del centro hasta desembocar en la Plaza Mayor con las voces aún enteras para gritar «feminismo, revolución y lucha» antes del acto previsto, en el que la portavoz del colectivo, Lola Estévez, ha leído el manifiesto redactado para la ocasión.
La representante de la Coordinadora ha reivindicado el papel del feminismo como el movimiento que está «detrás de todos los avances, de todos los logros» y ha remarcado que, gracias a esta lucha, las mujeres van donde quieren y hacen lo que consideran: «Si fuera por algunos, no habríamos salido del ámbito doméstico», ha asegurado.
Sin embargo, Estévez ha apuntado que, de la mano del feminismo, las mujeres son «presidentas, ministras alcaldesas, cirujanas, montadoras de Pladur, músicas, amas de casa, madres o no por decisión propia y hasta presidentas de la Junta pro Semana Santa». «Todo eso no nos lo han regalado», ha señalado la portavoz de la Coordinadora.
La escalera hacia la igualdad
Estévez ha hecho referencia también al «piquito» de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso tras la final del Mundial de fútbol, como ejemplo de lo que «antes habría pasado desapercibido y ahora se rechaza». «Esto ha sido gracias a mujeres valiosas que han ido poniendo ladrillos en la gran escalera hacia la igualdad real», ha zanjado la portavoz.
Tras la lectura del manifiesto, varias mujeres han interpretado el himno feminista «Soy vida y estoy viva», compuesto por Ana Castro, que se ha cantado por segunda vez, ya de la mano de Lucía Gonzalo. El cierre ha llegado con botes, cánticos y gritos reivindicativos bajo el chaparrón, como una metáfora de que el movimiento va a seguir en pie le caiga lo que le caiga encima.