– «Estos cristos son joyas y aquí están».
Benito García es el párroco de Villalpando, y de cinco pueblos más, desde el mes de septiembre del año pasado. Medio año en Tierra de Campos que le ha servido para impulsar un proyecto de rehabilitación en la iglesia de San Pedro de Villalpando, un templo cerrado «desde hace décadas» y que, literalmente, se cae a pedazos. «O se hace algo pronto o no va a haber nada que arreglar», asegura el cura mientras se adentra en la construcción.
Pasar a la iglesia ya invita a andar con pies de plomo. Los primeros pasos, de hecho, hay que darlos sobre partes del techo que están desprendidas y bajo unos trozos que amenazan con caer en cualquier momento. Sobre la cabeza se ven las vigas de madera del templo, se intuye el cielo abierto y sobrevuelan palomas en el interior del edificio. A mano derecha, tras pasar sobre varias palomas que llevan años muertas, está la entrada a la torre, donde el panorama ya directamente impide aventurarse. «Ahí no hay luz, pocas fotos vais a sacar», incide el párroco.
Salvado el primer escollo, el de la estancia de la entrada, la vista general no es tan mala. La iglesia tiene muchas humedades, goteras visibles, algunas ventanas rotas por las que entran los animales y el agua y más desconchones en las paredes de los que se puedan contar en un primer vistazo. Pero la sensación general es que se trata de un templo abandonado que puede ser rehabilitado. Hay un retablo imponente, varias esculturas y decoración religiosa. El suelo es de madera y está visiblemente deteriorado y en los bancos, que no parecen en mal estado, hay una densa capa de polvo. También hay dos Cristos, góticos, en las paredes, las «joyas» que captan la vista del párroco nada más entrar.
– ¿Y por qué no se llevan a otro sitio?
– ¿A dónde?
– A uno en el que por lo menos no se mojen.
– Yo qué sé…
Benito García lamenta la situación general de la iglesia mientras realiza un recorrido rápido por el interior. La construcción de la iglesia de San Nicolas, más moderna, y el mal estado general que ya presentaba la de San Pedro, cerraron el templo al culto hace muchos años y ahí se ha quedado, consumiéndose por el tiempo. Ahora, la Diócesis ha puesto en marcha un proyecto de micromecenazgo en colaboración con la asociación ZamorArte y con la agrupación de defensa del patrimonio Hispania Nostra, proyecto que fue presentado el miércoles en sociedad con un amplio respaldo social.
Proyecto de recogida de donativos
Lo que se ha puesto sobre la mesa es un proyecto de recuperación integral del templo para convertirlo en un museo de los bienes que tiene la parroquia de Villalpando, desde los que están en las iglesias hasta los pasos de la Semana Santa de la localidad. Un proyecto muy, muy ambicioso vista la realidad, pero que empieza por cuestiones más asumibles. Lo primero, confirma José Emiliano de la Puente, alcalde de Villalpando, es arreglar la cubierta, que es lo que de verdad amenaza la integridad del templo.
Para ello hay una estimación presupuestaria de unos doscientos mil euros, coinciden desde el Ayuntamiento y desde la Parroquia. La mitad del dinero lo pondrá, apuntan ambas fuentes, la Diputación de Zamora. Y se espera que el proyecto de micromecenazgo aporte lo suficiente para poner empezar con los trabajos, aunque aquí cualquier estimación inicial se antoja arriesgada. La iniciativa, para la que ZamorArte y el Obispado cuentan con la colaboración de Hispania Nostra, es la primera que la agrupación de defensa del patrimonio lleva a cabo en la provincia. En otras zonas de Castilla y León el resultado ha sido bueno y aquí la acogida inicial también, con más de cien personas presentes en la presentación, asegura Bea Barrio, de Hispania Nostra. «Si se consiguieran por esta vía 25.000 euros, bien estaría», estima el párroco.
El proyecto de convertir la iglesia en un museo es bastante más ambicioso. Villalpando cuenta con un primer presupuesto, elaborado antes de la pandemia, que cifraba el proyecto en aproximadamente un millón de euros, dice el alcalde. Ahora, con el encarecimiento de los materiales y demás consideraciones, el precio se ha disparado. «Pero lo importante es la cubierta», insiste el párroco, «porque lo que puede pasar es que cualquier día nos levantemos y no haya iglesia».
El Ayuntamiento, implicado
El alcalde asegura que, cuando el proyecto eche de verdad a andar, el Ayuntamiento estará «detrás de él» para conseguir financiación para la obra. «Se hablará con las empresas grandes que hay por la zona, con los alcaldes de otros pueblos de la comarca y con los propios vecinos», asegura de la Puente, para «informar de que existen desgravaciones importantes, de hasta el ochenta por ciento para los primeros trescientos euros».
El sistema de donativos funcionará, cosa que también hay que aterrizar todavía, con recompensas para los donantes. «Si alguien dona 500 euros se le podrá poner una placa, un reconocimiento… en el que conste que colaboró en la rehabilitación de la iglesia del pueblo», añade el regidor municipal. Lo que «todavía tenemos que ver» es si el Ayuntamiento está en condiciones de realizar alguna aportación presupuestaria a las obras: «Estamos con los presupuestos, el estado de las cuentas del pueblo es muy malo», asegura el alcalde.