Jueves 5 de marzo del año 2009, entrada del bosque de Valorio: varios agentes de la Policía Nacional y de la Policía Municipal cortan el acceso a los jóvenes que, desde primera hora de la mañana, tratan de pasar con comida y bebida hacia el entorno del pulmón verde de Zamora. El bloqueo al paso tiene una explicación. Tras años de acumulación de basura y de aparición de desperfectos por culpa de la fiesta de la Escuela Politécnica en la zona, el Ayuntamiento ha decidido ofrecer una alternativa a los estudiantes lejos de los árboles y del aire puro; en el aparcamiento del recinto ferial Ifeza.
Han pasado quince años desde aquel cerco policial a Valorio y, este jueves, los estudiantes que ahora forman la nueva generación de jóvenes en la ciudad volverán a desplazarse a Ifeza. El evento regresó allí el año pasado después de pasar por otras tres ubicaciones, con el auditorio del Ruta de la Plata como el más habitual, y ahora vuelve a ser el escenario escogido por la organización para juntar a los asistentes alrededor de una fiesta que ya tiene solera y que ha ido evolucionando al compás de los tiempos, con esa brecha clave que supuso el final de las celebraciones en el bosque.
Y es que todo era distinto en Valorio. La fiesta gozaba de un punto de improvisación mayor, sin más normas que plantarse en un entorno natural para echar el día entre disfraces, bebidas y música lejos de las miradas indiscretas. Todo ello, antes de subir nuevamente hacia la zona más céntrica o rumbo al polígono para rematar la celebración en los pubs o en las discotecas.
Sin embargo, la afluencia de miles de chavales a la zona durante los primeros 2000 comenzó a generar problemas que llevaron al Ayuntamiento de la época, dirigido por Rosa Valdeón, a cortar por lo sano a costa de la polémica que generó su decisión. De hecho, la citada presencia policial en el entorno respondía al movimiento iniciado en aquellas semanas de 2009 por los estudiantes, a través de unas incipientes redes sociales, para desoír las normas e ir a Valorio como en los años anteriores. Los agentes frenaron la rebelión.
En la cita de Ifeza de 2009, ya se montó una carpa donde sonaba la música y se generó la primera infraestructura para una fiesta que, al año siguiente, estuvo a punto de no celebrarse por la ausencia de ubicación. La opción del aparcamiento de la Ciudad Deportiva apareció a última hora para dar respuesta a una demanda que, ya entonces, trascendía las fronteras provinciales y traía a la ciudad a estudiantes de Salamanca o Valladolid para participar en un evento con varios miles de jóvenes.
El cambio al auditorio
Ante ese aluvión de gente, la solución más razonable que encontró el Ayuntamiento de la época, aún en manos de Valdeón, fue trasladar la fiesta a un recinto casi en desuso como el auditorio del Ruta de la Plata. De hecho, fue allí donde la fiesta se asentó como un evento más organizado y donde permaneció diez años cada vez con más normas, precios que se fueron elevando para poder entrar al recinto y contrataciones de DJ’s y espectáculos para enriquecer la fiesta.
En paralelo a esos movimientos, una parte del estudiantado expresó sus quejas por el hecho de que la fiesta se hubiese convertido en un negocio alejado del control de la propia Politécnica. Incluso, en el año 2015, un grupo trató de impulsar un retorno a Valorio siete años después del cerco que no tuvo el éxito esperado. Para entonces, las generaciones que habían participado en las ediciones del bosque ya estaban a otros menesteres.
La fiesta entró entonces en una fase de rutina, con más o menos afluencia en función del año, hasta su última edición previa a la pandemia, que tuvo lugar solo unos días antes del confinamiento, a principios de marzo de 2020. Ya en 2021, todo quedó suspendido, mientras que, en el 22, se celebró un sucedáneo en una conocida discoteca situada a las afueras de la ciudad. En 2023, la organización aceptó la oferta de la Diputación en un movimiento de interés mutuo para desplazarse a Ifeza, donde repetirá este año.
En principio, las previsiones hablan de unas 2.500 personas este jueves en una fiesta que contará nuevamente con varios DJ’s, pirotecnia y un horario extendido de 12.00 a 21.00 horas del que los jóvenes disfrutarán previo pago de una entrada que, en el caso de los zamoranos, habrá supuesto un desembolso de entre 15 y 22 euros.