El 6 de marzo de 2022, después de una derrota ante el DUX Internacional de Madrid en el Ruta de la Plata y de la reacción de la gente contra el entonces director deportivo del Zamora CF, César Villafañe, el presidente Víctor de Aldama bajó a la sala de prensa para recordar algo: «Aquí los únicos que estamos poniendo dinero somos nosotros», advirtió el dirigente del club, sin aclarar muy bien a quién se refería. Quizá en general al Grupo Vivir o en particular al hombre con el que había desembarcado en la ciudad casi cuatro años antes, Alfredo Ruiz. Sea como fuere, cuando aquel episodio tuvo lugar, ya nadie dudaba dónde apuntar para señalar al que mandaba.
Víctor de Aldama lleva unos cuantos años convertido en el presidente plenipotenciario del Zamora CF. De hecho, aunque lo haga de una forma un tanto intermitente de cara al público y delegue determinados asuntos menores, su gestión es totalmente personalista. También polémica. El hombre educado que se plantó a mediados de 2018 en el salón de actos del Colegio Universitario ha ido mostrando sus distintas caras a lo largo de un mandato que tendrá un antes y un después de su detención de este miércoles.
Después de que trascendiera la noticia, el nombre del Zamora CF se ha paseado por los titulares de los periódicos y por las piezas de los telediarios; siempre vinculado a un presunto caso de corrupción y de cobro de comisiones por adjudicaciones fraudulentas de mascarillas en el año 2020. El asunto afecta también a un antiguo asesor del ministro José Luis Ábalos, y esa circunstancia ha provocado que algunos medios rescataran la foto del extitular de Transportes con la camiseta especial diseñada por el club en el inicio de la etapa Aldama. Todo se ha presentado en una esfera nacional.
El desembarco
A la espera de que la Justicia determine el papel de Víctor de Aldama en la causa, la imagen de este empresario madrileño que llegó a Zamora tras su intento frustrado de comprar el Córdoba habrá quedado tocada por su detención. Quizá, en un día como este, algunos socios se arrepientan de los aplausos que le dedicaron en el día en el que Alfredo Ruiz y él, responsables del Grupo Vivir, presentaron su oferta para convertir en sociedad anónima un club abocado a la ruina, con deudas contraídas con los jugadores y con la marca Puma.
Básicamente, en aquella asamblea con los socios, Aldama calló mientras su socio iba dejando caer promesas de pagos y de un futuro deportivo prometedor. La gente de la entidad, sumida en la desesperación, se entregó a los salvadores y, además, los pagos llegaron, los fichajes también y la ilusión se desbordó. En las primeras semanas se anunciaron nombres, inversiones y apuestas a futuro, como la creación de una fundación del club, así que todo parecía abrir una vía rápida para escapar del grupo VIII de Tercera.
En paralelo a todo esto, se fueron orquestando otros movimientos que nadie acabó de entender muy bien en su momento, que levantaron algunas suspicacias menores, pero que cayeron en saco roto desde la óptica de que las prioridades entonces eran otras. Antes del final del verano de 2018, el propio Aldama anunció un acuerdo con un gran consorcio mexicano dedicado al turismo, al desarrollo comercial y al sector agropecuario. «Será el primero de otros, todos ellos con el único objetivo de crear un gran Zamora CF”, aseguró entonces el presidente.
Desde entonces, el equipo empezó a llevar publicidad de Cavall 7 y del estado mexicano de Oaxaca en su camiseta, y apenas dos semanas después, el propio Aldama anunció la incorporación al staff directivo de Fernando Horta como responsable del desarrollo deportivo en el mercado de Brasil. La idea era que el club fuera «cada día una entidad con una mayor exposición internacional». Hay que recordar que los rojiblancos disputaban por entonces una liga de ámbito regional. Aquellos acuerdos fueron cayendo por su propio peso.
Tras esos inicios, y con la destitución de Carlos Tornadijo como entrenador del equipo a las primeras de cambio, todo hacía presagiar una gestión salpicada de movimientos de estas características. Pero la actividad de Aldama se contuvo. De hecho, el presidente se convirtió desde entonces en un personaje más intermitente, que alternaba fases de presencia habitual en la ciudad o en los partidos a domicilio del equipo con otras épocas en las que apenas se dejaba ver.
Apariciones más episódicas
Sus apariciones más destacadas se produjeron durante las asambleas celebradas en el interminable proceso de conversión del club en una SAD o, ya tras la primera temporada, cuando el club trató de adquirir la plaza en Segunda B que finalmente fue para el Andorra. Mientras, la figura de Ruiz se fue apagando para dejar a Aldama en solitario al frente, con Villafañe, el «hermano», como uno de sus grandes apoyos y con alguna noticia aislada aparentemente fuera de lugar, como el nombramiento del protagonista de esta historia como cónsul honorífico de Georgia con sede en Zamora.
Aparte de estas situaciones, la cosa le fue bien al Zamora CF en lo deportivo. Pocas semanas después de las fechas en las que se enmarcan las investigaciones que ahora afectan a Aldama, llegó el primer ascenso; un año más tarde, el siguiente. Mientras, el presidente seguía demandando más apoyo social y del Ayuntamiento, una institución con la que ha mantenido un enfrentamiento más o menos constante y a la que le reprocha las inversiones que él siente que se ha visto obligado a realizar en el Ruta de la Plata para convertirlo en un estadio más moderno, sobre todo por dentro.
El asunto se empezó a torcer en el campo en el año de Primera Federación, con la salida de David Movilla incluida, y presentó ante la gente a un Aldama mucho más beligerante con los medios de comunicación y con la propia grada. El presidente superó con creces la línea de lo irrespetuoso en varias ocasiones, se encaró con aficionados, acusó de distintos males a la prensa y se despachó muchas veces a gusto, generalmente antes de salir por la puerta y marcharse en su coche de lujo.
Problemas con Hacienda
El episodio con Villafañe tuvo continuidad en alguna otra comparecencia, lo que exhibió el malestar de Aldama por que hubieran trascendido ciertos problemas con Hacienda y situaciones de dificultad económica que no se habían dado en los primeros años. Incluso, empezaron a sonar fuerte los rumores de venta o abandono del proyecto antes del play off de la campaña 2022-2023. Precisamente entonces, encarado con el árbitro tras el partido frente al filial del Alavés, el presidente del Zamora CF volvió a parecerse a uno de esos dirigentes de los 90 tan recordados por sus peleas. Alguna visita a los jugadores también dejó un regusto similar.
Todo parecía a punto de explotar, pero finalmente Aldama salió unas semanas después de la temporada para confirmar que habría fútbol en la 23-24 y para comunicar una reestructuración con recorte incluido en la entidad, con el regreso de Movilla al banquillo y con el nombramiento de Alberto Escolano como vicepresidente en sustitución de Alfredo Ruiz, para entonces ya casi olvidado por la parroquia local.
Así empezó una nueva temporada que ha transcurrido razonablemente bien en lo deportivo, medianamente calmada en lo social y aparentemente correcta en lo económico. Ahora, la película entra en otra fase. El club tiene las cuentas congeladas, el hombre que «pone el dinero» está detenido y la incertidumbre sobrevuela el Ruta de la Plata.