Cercados por las plagas que afectan a las abejas, por las «falsificaciones» que llegan desde otros países, principalmente desde China, y por nuevas amenazas como la avispa asiática, los apicultores zamoranos luchan por hacerse un hueco en un mercado competitivo donde la calidad es un bien cada vez más preciado. Un sector al alza, que ha llegado a incorporar a veinte personas en la provincia en un año en sus buenos tiempos y que ahora crece a un ritmo más sostenido, que celebra este fin de semana la feria Meliza, una de las fijas del calendario de Ifeza. Un evento en el que, entre otras cosas, se pondrá sobre la mesa la calidad de la miel zamorana, «una de las mejores de España».
Su principal impulsor es Francisco Alonso, secretario de Apis Durii y encargado de organizar la feria desde que cogió el timón en su segunda edición. Alonso hace un repaso de la situación mientras apura los últimos preparativos de la feria que comienza el viernes en Ifeza y concluye: «Estamos ante un sector con mucho potencial, pero muy complicado». Y que se enfrenta a nuevos retos.
No en vano, valga un ejemplo. «A ninguna explotación animal se le mueren anualmente entre un veinte y un treinta por ciento de sus animales». Situación ciertamente impensable en algunos sectores, cierto, pero real en la apicultura, que sufre la llegada del invierno hasta el punto de que los colmenares suelen empezar la temporada bastante más mermados de lo que la terminaron. El culpable es un ácaro, llegado de Asia. «Es como el COVID de las abejas». La «varroa destructor», ese es su nombre, hace estragos en el sector, anida en el capullo que forman las abejas antes de nacer y se alimenta de ellas hasta llegar, en el peor de los casos, a destruir la colmena. Y pasa de una colmena a otra con la facilidad con la que las propias abejas se mueven entre ellas.
Una plaga, asegura Alonso, ciertamente perjudicial para el sector ante la que, de momento, no hay remedio. «Hay acaricidas, pero no funcionan», apunta el impulsor de Meliza. La esperanza del sector es que las abejas acaben por desarrollar una especie de inmunidad ante un ácaro que, de momento, es una especie recientemente llegada a Europa. «Pero todo son suposiciones».
La amenaza de la avispa asiática
Con todo, el principal enemigo al que se van a enfrentar este año los apicultores de Zamora es la temida avispa asiática. «Este va a ser el año en que de verdad crezca». La avispa, asegura Alonso, está ya «implantada en toda la provincia» y es «muy difícil de localizar», pues los ejemplares puede llegar a volar en un radio de tres kilómetros desde el punto en el que tienen el nido. «Tú mira aquí», reflexiona el secretario de Apis Durii desde su nave en Mombuey. «Desde aquí y hasta el lago es todo bosque, a ver quién encuentra un nido», lamenta.
«La avispa asiática está en toda la provincia y puede hacer estragos este año»
Francisco Alonso, secretario de Apis Durii
Misión casi imposible. Algo que complica la producción de miel porque las abejas, en el momento en que ven a una avispa merodeando por la zona, se refugian en las colmenas por temor. Un comportamiento raro en una especie, asegura Alonso, que se lanza sin piedad a los humanos cuando ve peligro o que es capaz de averiar una desbrozadora que ande cerca por el ímpetu en defender la colmena. «Pero con las avispas no pueden, no sabemos por qué».
Un comportamiento que no se circunscribe solo a la avispa asiática, también al avispón europeo. Alonso tiene controlados un par de nidos en su zona y asegura que lo mejor es envenenarlos cuando despunta la primavera. Los apicultores tienen cómo hacerlo aunque los nidos estén en lo alto de los árboles y se valen de una escopeta cuyos balines se impregnan en veneno. «Se disparan seis o siete y se acabó el nido». Algo que sirve para la avispa autóctona, pero no para la asiática. «Sus nidos son duros como la madera», añade Alonso, que da además un dato. «Si de un nido de avispa europea salen dos o tres reinas al año, de la avispa asiática pueden salir hasta 300». Un crecimiento exponencial que amenaza de forma directa la rentabilidad de las explotaciones.
«Jarabe de trigo»
Como una amenza son las importaciones que en España se producen desde terceros países, principalmente desde China. Los apicultores denuncian una práctica que los agricultores y ganaderos han puesto ya sobre la mesa en las movilizaciones que han tenido, y es que la menor exigencia de los productos importados lastra al sector nacional. Con la miel, los productos «falsificados», dice Alonso, vienen de China.
Se trata de «jarabes de trigo» que no tienen «ningún componente de miel» pero que, sin embargo, se venden como tal. «Yo siempre les digo a los consumidores que, si parece demasiado barato para ser miel, es que no es miel». Estos «siropes», como el secretario de Apis Durii se refiere a las importaciones asiáticas, «salen de su país a un precio de unos ochenta céntimos el kilo y se pueden comprar a dos euros en los supermercados. Si quieres miel de verdad, hoy en día es muy complicado encontrarla por debajo de ocho euros el kilo», apostilla.
La feria, un referente para el sector
La feria Meliza arranca mañana en Ifeza con la presencia de 120 stands, veinte más que en 2023; 80 expositores, doce más; y la participación de empresas de al menos diez países diferentes. Estos datos convierten ya a la muestra en la mayor de España dentro del sector.
Meliza dispondrá de dos nuevas zonas de negocios para que los participantes puedan reunirse en privado en un evento relevante para Zamora, que no en vano cuenta con más de 600 apicultores y unas 43.000 colmenas que forman parte de un sector en dificultades, pero que sigue buscando la manera de crecer. La feria abrirá el viernes de 16.30 a 20.30 horas y el sábado y domingo de 11.00 a 20.30 de forma ininterrumpida.