Se celebró en el salón de plenos de la Arribeña, en Villarino de los Aires, una jornada técnica sobre la recuperación de variedades muy minoritarias, casi extintas, impartida por técnicos del departamento de cultivos leñosos y el enólogo de la estación enológica de Rueda, pertenecientes al ITACyL.
Este proyecto se inició en el año 2002 gracias a las últimas técnicas de biología molecular, consistentes en mapeados genéticos en contraposición a los antiguos estudios de diferenciación botánica en características de las hojas, tallos, racimos o bayas, que hacían esta labor muy difícil. Tras la prospección de variedades casi perdidas en viñedos muy viejos de diferentes regiones vinícolas de Castilla y León, unas veinte fueron seleccionadas para su multiplicación de plantas en campo con el fin de realizar un estudio de viabilidad agronómica y enológica.
Tiene sobre todo gran repercusión en la zona de los arribes, ya que su orografía ayudó a que perviviesen algunas cepas de estas variedades, sumado a que su consejo regulador ha apostado fuerte por estas variedades en busca de diferenciación. No obstante se engloba dentro de un plan global a nivel estatal e intracomunitario de recuperación de variedades autóctonas.
Las razones principales de esta tendencia por un lado es la conservación de un patrimonio vitícola en riesgo de pérdida, además de una diferenciación en un mercado donde debemos tener en cuenta que gran porcentaje del vino elaborado está repartido entre muy pocas variedades. Se suma que estas variedades recuperadas son muy resistentes a plagas por su adaptación secular a los terruños donde se encontraban y que son vides de “ciclo largo”, lo que se traduce en maduraciones más lentas, mayores acideces y menor contenido alcohólico, más aptas para un horizonte de cambio climático y un nuevo segmento de consumidores que demandan vinos más ligeros y fáciles de beber.
En la actualidad este proyecto se encuentra en fase bastante avanzada. Ya alguna bodega de Arribes comercializa vinos de tinta Bruñal o blanca Puesta en Cruz y de hecho cualquiera de estas variedades el ITACyL puede facilitar plantas multiplicadas a viveristas y viticultores para extensiones grandes.
Como término a la jornada, la veintena de asistentes, de diferentes áreas del sector enológico (viticultores, bodegueros y prescriptores) pudieron catar una elaboración de vino blanco puesta en cruz y cinco tintos de Gajo Arroba, Tinta Jeromo, Mandón, Bruñal y Merenzao (Bastardillo Chico) elaboradas en la microbodega de la Estación enológica de Castilla y León en Rueda para ver su viabilidad enológica. Vinos todos ellos de muy alta calidad que tienen como eje común una alta carga de aromas primarios, buena capacidad de guarda, acideces altas y carácter diferenciador.