Hace dos años y medio, Cañizal inauguró un mural del artista Jairo Prieto «Jahuar» dedicado a la mujer rural. La obra impresiona, por el tamaño y por la belleza; también por lo que representa. Esa imagen preside una de las fachadas céntricas del pueblo, en una plaza que, desde hace algo más de cuatro meses, se ha convertido en un punto de visita obligatoria y recurrente para los vecinos. En una esquina ubicada al pie de la citada pared se ubica la potabilizadora portátil, imprescindible desde septiembre.
Cañizal es uno de los pueblos de la provincia que está teniendo que lidiar con el problema de los nitratos. El límite legal se sitúa en 50 y, en los análisis realizados por Sanidad a comienzos de este otoño, la cifra del pueblo alcanzó los 62. Desde entonces, el agua del grifo no es apta ni para beber ni para cocinar, y los vecinos tienen que acudir con garrafas a la potabilizadora instalada «inmediatamente» por la Diputación para ofrecer una alternativa provisional a los vecinos de este rincón de La Guareña.
Así lo explica el alcalde, Rubén Sierra, que señala que los análisis se llevaron a cabo ante la sospecha de los especialistas de que estos pueblos de la parte de Zamora podrían estar sufriendo un problema de nitratos similar al que se estaba detectando en algunos puntos de la vecina comarca de La Armuña, en la provincia de Salamanca. «Lo achacan a la sequía», explica el regidor municipal, que matiza que no es algo que esté confirmado del todo.
«La normativa está un poco más limitada y nos dio así», recuerda Sierra, que insiste en agradecer la rápida actuación de la institución provincial y que se resigna a la realidad que vive el pueblo en estos momentos: «Vamos con las garrafas, cargamos y las llevamos a casa. Más o menos como se hacía antiguamente», apunta el mandatario local, que recuerda que el agua no se puede utilizar para cocinar ni aunque hierva. Es más, «los nitratos se concentran más y es peor» cuando el líquido entra en ebullición.
La obra, «lo antes posible»
Con ese panorama, Cañizal está pendiente de que la obra que tiene programada se ejecute lo antes posible. El Ayuntamiento, en colaboración con la Diputación, contará con una planta de osmosis para realizar el filtrado del agua y permitir el consumo de los vecinos. «Nosotros ya hemos hecho una parte y ahora estamos esperando», aclara Rubén Sierra.
El horizonte que fija el alcalde se sitúa en el verano, cuando este, como muchos otros pueblos, recibirá un aluvión de población flotante que se instala y que tiene sus necesidades. «Esperemos que entonces esté todo hecho», recalca el mandatario local. Mientras, en el bar, con el jaleo propio de las partidas de primera hora de la tarde, los cafés se sirven gracias al agua de las garrafas. Por suerte, este local está al pie de la potabilizadora y abastecerse solo requiere de un pequeño paseo.