Los grupos participantes en el desfile de Carnaval de Zamora se han quitado la espina del domingo. En una tarde agradable de temperatura, sin viento y sin amenaza de lluvia, los disfraces han lucido por las calles más céntricas de la capital como no pudieron lucir hace dos días, cuando el desfile se desarrolló con las prisas propias de una tarde en la que amenazaba con empezar a diluviar en cualquier momento.
Esa es la primera noticia. La segunda, el acierto de la concejalía de Promoción Económica en su decisión de adelantar el inicio del desfile del martes. Las calles han presentado un aspecto mucho más animado que en anteriores ocasiones, cuando la música comenzaba a sonar pasadas las ocho de la tarde. Los niños han podido aprovechar la tarde y los padres han podido ir con ellos a ver la cabalgata sin la premura del colegio del día siguiente.
Por lo demás, el desfile se ha desarrollado con la alegría que corresponde a las fiestas de Carnaval. Todas las escuelas de danza de la ciudad han puesto su granito de arena para conseguir que el cortejo luzca, con coreografías ensayadas durante semanas que ahora sí se han podido poner en escena sin que la gente esté más pendiente del paraguas que de lo que pasa frente a ellos.
Por lo relativo a los disfraces, quizás haya sido el grupo disfrazado de fregonas el que más ha despertado las carcajadas de los niños, sin olvidar a las famosas muñecas Barbie, que se paseaban dentro de sus cajas acompañadas de algún que otro Ken. Para los padres, mención especial a Heidi, una representación desconocida para el grupo infantil pero que ha llevado a los espectadores más mayores de vuelta a la infancia.
El miércoles, fin de fiesta
A partir de las siete de la tarde del miércoles, también antes de lo que era habitual hasta el año pasado, se desarrollará por las calles de Zamora el Entierro de la sardina. El desfile comienza en la plaza de La Marina con la participación de los grupos Juan del Enzina, Atrezzo, Natus, Fantasía y Capitonis Durii. Sigue por Santa Clara, Sagasta y Renova hasta finalizar en la Plaza Mayor, donde se procederá a la quema de la sardina en presencia de todos los asistentes a los que se pide, eso sí, que vayan de riguroso luto a tan solemne evento.