Llovió, pero no lo suficiente como para detener la fiesta. El desfile de carnaval de Zamora cubrió el recorrido previsto, desde Príncipe de Asturias a la Plaza Mayor, y los grupos y las gentes de la acera bailaron y festejaron bajo la lluvia, aunque todo tuviera que hacerse a un ritmo superior al habitual. No estaba la tarde para florituras.
Al son de la música, los participantes disfrazados de manera más atemporal y caracterizados como globos, árboles, salvavidas o dragones, se mezclaron con los grupos más pegados a la moda, como los que escogieron la estética de Barbie para sumarse a la fiesta.
Desde los laterales, algunos niños también disfrazados iban viendo pasar la comitiva con la boca abierta junto a sus padres, que les aupaban a veces llenos de ilusión compartida, otras abnegados. Con la Plaza Mayor como destino final, la Marina y Santa Clara fueron el epicentro de un espectáculo que se repetirá.
De hecho, lo hará este mismo martes. Queda mucho carnaval por delante y Zamora continúa con la música encendida y la broma en la punta de la lengua.