En un día que pedía baile para ahuyentar el frío que se colaba por cualquier rendija, Montamarta se movió al son de los ocho grupos que participaron en el Antruejo organizado en la localidad por la Federación Espigas. Este colectivo lleva diez años con la inquietud de conservar la tradición del carnaval en los pueblos de Campos, Pan y el norte del Duero, y ha entendido que la mejor manera de hacerlo es promover una fiesta centralizada y organizarla cada año en un pueblo. El resultado valida la estrategia.
Montamarta acogió este sábado una fiesta con más de 400 personas vestidas de abejas, apicultores, Barbies, fregonas, piratas, distintos tipos de animales, sanitarios o egipcios. Incluso sumó personas ataviadas con la indumentaria veneciana más tradicional del carnaval. Organizados por colectivos, con su cartel identificativo al frente, los participantes iniciaron la jornada con un desfile por las calles del pueblo antes de meterse a la brigada del pabellón para continuar con la jarana.
«Antes, cada uno lo hacía por su cuenta y, con esto, lo que pretendemos es que no se pierda», explica Esteban Sánchez, responsable de la Federación Espigas, que apuesta por reforzar «el espíritu de comarca» a través de «la convivencia, la fiesta y la tradición». A esa idea se han sumado este año las asociaciones de Montamarta, Moreruela de los Infanzones, Piedrahíta de Castro, Pajares, Manganeses y Villalba de la Lampreana, Benegiles y Torres del Carrizal.
La presencia de adultos y niños refuerza la parte identitaria de una fiesta que también busca garantizar el relevo generacional, si es que alguien puede asegurar tal cosa. Desde luego, ver a algún muchacho que apenas levantaba un palmo caracterizado de vacuna con todos los detalles que puede llevar tal disfraz basta para dejar patente que hay padres que están empeñados en colaborar con esa voluntad de Espigas.
«La fiesta del desenfreno»
Precisamente, esa parte de la defensa de la cultura tradicional encontró un hueco en el pregón de la fiesta, ofrecido por la periodista de Montamarta Purificación Contreras. La directora de Salud a Diario defendió las tradiciones e hizo un énfasis especial en el arraigo del Martes de Carnaval en su pueblo, una localidad muy vinculada a este tipo de festejos y al ciclo de mascaradas invernales en general.
No hay que olvidar que, más allá del carnaval, Montamarta celebra cada 1 y cada 6 de enero su zangarrón, una de las fiestas más destacadas dentro de este capítulo en la provincia: «Más allá de eso, el carnaval es la fiesta del desenfreno, de la subversión y de la rebeldía», recordó Contreras. Este sábado era para divertirse.