En el año 2020, cuando la pandemia apretaba con las hospitalizaciones, las muertes, el miedo y el desconcierto, algunas personas utilizaron el ingenio para dotar de más recursos a un sistema sanitario y a una sociedad en general que se habían visto envueltos en una distopía imprevisible. Ante la carencia de materiales de protección, el uso de las impresoras 3D para fabricar pantallas contra las salpicaduras y, por ende, contra los contagios, resultó muy útil para los llamados trabajadores esenciales, los que no pudieron quedarse en casa.
David Ríos, responsable entonces de la empresa Somos3D, fue el impulsor de la fabricación de estas pantallas en Zamora. Ahora, el negocio está en manos de su pareja, Daya Riego, que mantiene vivo aquel espíritu solidario, adaptado a lo que en su momento se llamó nueva normalidad y ahora es la normalidad a secas.
El proyecto social
Esta zamorana detectó en su día que la ciudad cuenta con muchas asociaciones con buena voluntad, pero con pocos medios: «Muchas no pueden organizar actividades porque no tienen fondos», señala Riego, que conoce la realidad de primera mano. Aparte de su formación como técnico sociosanitario, también forma parte de algún colectivo y ha sido voluntaria en varios más.
Con esa radiografía del asociacionismo de Zamora en mente, esta mujer trazó un plan: «Nos planteamos fabricar piezas con la impresora 3D para que las asociaciones que necesiten un ingreso extra puedan venderlas y conseguir financiación», señala la responsable de Somos3D: «Nosotros solo recuperaríamos el dinero de lo que vale la bovina. Cada una cuesta unos 20 euros y de ahí pueden salir cientos de cosas», añade la responsable empresarial.
El negocio se dedica a la impresión 3D tanto para particulares como para empresas. Más allá de algunos envíos que incluso cruzan el Atlántico, la empresa admite encargos personales como lámparas, funcos, piezas para automoción y otros artículos personalizados. Pero, para las asociaciones, Riego ha pensado en los llaveros.
La responsable de Somos3D entiende que estos artículos, con la imagen de cada asociación en cuestión o de alguna referencia zamorana como la Semana Santa, pueden ser fáciles de vender por parte de los colectivos a un precio que les permita conseguir un rédito para invertir en la labor que desempeñen. «Queremos hacer algo que merezca la pena», afirma Riego.
Sin preferencia por el tipo de asociación
La zamorana es consciente de que movilizar a la gente, particularmente a los jóvenes, «cuesta mucho» y de que las asociaciones muchas veces necesitan una mano amiga para seguir adelante: «Para nosotros, hacer los llaveros no supone un gran coste y es un granito de arena», asegura la impulsora de este proyecto social, que pide que los propios colectivos contacten con ella para formalizar los encargos.
«No tengo ningún impedimento con el tipo de asociación que sea. Me da igual mientras sirva para impulsar algo en Zamora. En muchos sitios se hacen estas cosas y queremos llevarlo a cabo aquí también», concluye Riego.