El proyecto surgió «casi como una broma». En Parada, una freguesía de Bragança a unos 30 kilómetros de la frontera con Zamora, el informático Francisco Figueiredo se lanzó por un precipicio laboral sin conocer su destino, pero se topó con tierra firme. «Empecé a hacer unos embutidos para vender, pero esta nunca había sido mi actividad ni tenía que ver con mi área de formación», señala el ahora empresario, que por entonces se dedicaba a la enseñanza. Han pasado más de diez años de aquel salto que le cambió la vida.
Ahora, Figueiredo tiene jera. Bragança celebrará durante el carnaval su Festival del Botillo y de las Casulas, una cita que exige mucho a los productores de la zona. «Todos los años intentamos tener más», señala el empresario de Parada, que el pasado 31 de enero acudió a la presentación del evento que se realizó en Zamora, dentro de las dependencias de la Fundación Rei Afonso Henriques.
«Cuando empecé, percibí que había mercado para trabajar, así que hice una candidatura a un proyecto de la Unión Europea y me puse a ello», relata Figueiredo, que desde el primer momento planteó una iniciativa «sostenible». Primero, con una «cría propia de animales para hacer luego la transformación» y, más tarde, de la mano de los pequeños productores locales de la zona.
El empresario apostó por la raza autóctona del cerdo bísaro, «similar al celta que hay en la parte de Galicia«, y desarrolló un plan «con el objetivo de fomentar una economía circular local». «Siempre intento crecer, pero con animales y productores de la zona», destaca Figueiredo, que vende algo por el resto del país y por la zona europea donde emigraron sus compatriotas, pero que, en general, apuesta por el empuje de su propia región.
El mercado español, muy copado
En zonas como Zamora, muy cercanas a su punto base, también lo ha intentado, pero admite que se trata de un plan complejo en un país como España, «donde hay un mercado muy fuerte de chorizo y de jamón, y la gente está muy acostumbrada a esos sabores».
El botillo de la zona, las alheiras y otro tipo de productos del porcino tienen un mercado concentrado en Portugal, pero a este proyecto, llamado Sabores y Tradiciones, le basta. «Todos los cerdos están en expansivo», recalca Figueiredo, que admite que cada vez se ampara más en los ganaderos del entorno ante las dificultades para asumir él mismo todo el proceso del negocio, cría incluida.
«Hay un problema de mano de obra en las regiones interiores, que supongo que también existe en Zamora. Los jóvenes se van y ya no vuelven», concluye Figueiredo.