El pasado día 21, miles de personas nos echamos a las calles, plazas y estaciones de las ciudades y pueblos del oeste español para, en una nueva ocasión, reivindicar la necesidad de recuperar la que sin duda es la infraestructura más necesaria para el futuro desenvolvimiento de un pedazo de España que lleva ya demasiados años desangrándose poblacionalmente, alimentando con ello las dinámicas de concentración de capitales -humano, industrial y financiero- en puntos muy concretos de la geografía nacional.
Basta con situarse en el andén primero de nuestra estación ferroviaria para contemplar cómo diariamente, y con especial intensidad los fines de semana, son millares los jóvenes que se marchan a la capital nacional o regional -de facto- para poder trabajar. Y es que el problema que nuestra ciudad y provincia -de forma especialmente aguda-, al igual que otras dentro de este «salvaje Oeste», llevamos sufriendo durante más de medio siglo sólo se podrá paliar mediante políticas de Estado que han de afrontar las administraciones competentes y realmente capacitadas presupuestariamente para ello.
El ejemplo de la Ruta de la Plata es un claro exponente de la necesidad de una firme voluntad política que abrace nuestras reivindicaciones y las cristalice en proyectos definidos y no en estudios de viabilidad que lo único que consiguen es dar una patada hacia adelante a la toma de decisiones tiñendo una negativa coyuntural con un cínico color verde esperanza hacia un futurible que, en el caso de llegar algún día, a muchos nos encontraría ya peinando canas.
De estudios de viabilidad vamos ya sobrados, al igual que de falsas promesas electorales -aquello de Aznar de que volvería en tren a Benavente o Zapatero con su Plan del Oeste mientras despilfarraban «tejiendo España con cables de acero»-. Uno de los más completos con los que he podido trabajar es el que la Junta de Castilla y León encargó a la consultoría INECO para estudiar la reapertura del tramo Zamora-Salamanca en 1999/2000. En dicho estudio, circunscrito a 66,384 kilómetros de vía, se ponía de manifiesto la mejora en los tiempos de viaje a tan sólo media hora entre nuestras ciudades, aprovechando, corrigiendo y mejorando el trazado existente que permitiría una velocidad máxima de 140 km/h en vía convencional no electrificada.
Un ejemplo de viabilidad técnica que, evidentemente, requería, al igual que ahora, de una voluntad política que no se consolidó. Porque lo cierto es que la recuperación de este tipo de infraestructuras no puede depender de un estudio que confirme una rentabilidad económica que jamás se producirá, a día de hoy, en el territorio del Oeste Español. Ahí está la trampa. Este tipo de infraestructuras fundamentales tienen que desarrollarse, precisamente, para revertir todas las tendencias negativas de las cuales somos desafortunados abanderados, tienen que consolidarse como el embrión para el desarrollo de oportunidades económicas que permitan mantener, recuperar y atraer población a nuestros pueblos y ciudades.
Las políticas de Estado como motor
Es en este ámbito donde las políticas públicas de Estado tienen que ser el motor de desarrollo de unos territorios hasta ahora faltos de una inversión potente; inversión plegada ante los intereses de los parasitarios nacionalismos periféricos que democráticamente han sabido jugar muy bien sus cartas para obtener lo exigido a los distintos gobiernos nacionales desde el establecimiento de la democracia en nuestro país.
Ahora es el momento de que el gobierno de España manifieste su voluntad de incluir la Ruta de la Plata en la Red Básica ampliada dentro de la Red Transeuropea de Transportes, para poder optar a la práctica totalidad de la financiación comunitaria con la fecha tope de 2040 en el horizonte.
Es el momento, además, de potenciar el uso del ferrocarril como el medio de transporte del futuro, recuperando los servicios nocturnos de los trenes-hotel que funestamente han sido eliminados de la práctica totalidad del territorio nacional e incrementando los servicios públicos de Media Distancia, los que realmente vertebran nuestro territorio uniendo pueblos y ciudades, como el tren regional que atraviesa nuestra provincia, desde Puebla de Sanabria, pasando por Aliste, Tábara, Alba, Zamora y Toro hasta Valladolid.
Sin duda un servicio fundamental para nuestra provincia que debe ver incrementada su prestación de un servicio diario de ida y vuelta a dos, recuperando además paradas facultativas como la de San Pedro de las Herrerías, la cual prestaría servicio al entorno de Villardeciervos y pueblos aledaños Una solicitud para una serie de mejoras que desde Izquierda Unida aprobamos en forma de moción en el pleno ordinario de febrero del año 2021.
Fuera de la voluntad política todo lo demás es palabrería, insustancialidad, agua de borrajas.