En el mes de diciembre, de los 522 parados inscritos en las oficinas del ECYL que encontraron trabajo, solo 49 lo hicieron gracias a una oferta de trabajo que salió de las propias oficinas de empleo. En noviembre, de los 478 personas que vivieron la misma situación, 28 fueron los que vieron como les sonaba el teléfono para proponerles un puesto de trabajo en el sector privado gracias a una oferta que había llegado a las oficinas públicas de empleo de la Junta. Octubre fue algo mejor, con 134 colocaciones directas del ECYL de unos ochocientos contratos firmados por desempleados dados de alta. Sin embargo, la tendencia es siempre la misma. Menos del diez por ciento (incluso menos del cinco por ciento en muchos meses) de los contratos que se firman son ofertados por el ECYL, lo que habla del mal funcionamiento del servicio público de empleo a la hora de encontrar un puesto de trabajo a los desempleados.
Los datos dicen dos cosas. Primero, que la mayoría de los parados que han encontrado un puesto de trabajo no lo han hecho por recibir una oferta de los servicios de empleo. Lo han hecho porque han encontrado ocupación por sus propios medios. Y, segundo, que la mayor parte de las personas que se “colocan” en un empleo no están ni siquiera dadas de alta como demandantes de empleo, lo que indica que las listas del paro se han convertido más en un requisito de obligado cumplimento para cobrar la prestación que en una herramienta realmente útil para volver al mercado de trabajo.
Y es que los puestos de trabajo que ofertan las oficinas públicas de empleo son pocos teniendo en cuenta el número de desempleados y, además, en muchos casos, no interesan. Aunque en esto, justo es decirlo, poco tienen que ver las oficinas públicas, pues el interés o no depende del puesto de trabajo en cuestión. Sea como fuere en diciembre, por ejemplo, se ofertaron 132 puestos de trabajo de los que, por la vía de las oficinas del ECYL, solo se ocuparon 49. Fueron veinte profesionales de la salud, veinte puestos de oficinista, 16 de profesionales técnicos o nueve en hostelería, por ejemplo. Más de la mitad quedaron vacantes por, es de suponer, desinterés de las personas contactadas.
Esto teniendo en cuenta que 2023 ha sido, en términos generales, un buen año en lo que a contratación se refiere. Entre enero y diciembre se firmaron 45.700 contratos en la provincia de Zamora. Aún hoy, pese a las dificultades establecidas para la contratación temporal y las bonificaciones para los acuerdos indefinidos que se han aprobado, la mayor parte de los acuerdos que firman empresarios y trabajadores tiene fecha de caducidad. Más de 25.000 contratos fueron por circunstancias de la producción, una tipología ahora más vigilada que antes. Y después, esta es la gran novedad de los últimos años, aparece la contratación indefinida. Casi doce mil personas firmaron acuerdos indefinidos durante el año 2023, lo que es prácticamente el 25% del total.
Efectos de la reforma laboral
La foto del empleo existente, de la población que de media está trabajando en cada momento, con independencia del flujo de entradas y salidas del mercado laboral, muestra una imagen mucho más favorable en su composición de la que reflejan las estadísticas de flujo (contratos registrados o altas en afiliación). La mejora en la calidad del empleo en España se explica por los indefinidos de carácter permanente.
Ahora hay más trabajadores fijos que hace un lustro, eso es incuestionable, lo que ha reducido asimismo el número de contratos que se firman en la provincia de Zamora. De hecho, cifras anuales de 60.000 contratos firmados eran habituales hace no mucho mientras que ahora la cifra se ha recudido por debajo de los 50.000. La explicación hay que buscarla en el elevado número de personas que enlazaban un contrato temporal tras otro y que ahora firman uno fijo y no vuelven al paro.
Por lo que refiere a las bajas de los contratos indefinidos, el 22% se debe a la dimisión o baja voluntaria de la población asalariada indefinida en 2023. Se trata de una tasa que se ha mantenido en un nivel estable a lo largo del tiempo, incluso en la actualidad cuando el número de empleos indefinidos ha aumentado sustancialmente tras la reforma laboral. Esto implica que los nuevos indefinidos son capaces de participar, en promedio, de la movilidad voluntaria en el mercado laboral.