El museo que albergará en Sanzoles las más de trescientas máquinas de coser propiedad de Lierni Quintanilla, que recibió en herencia de su padre Sebastián, contará además con talleres organizados por el Ayuntamiento de la localidad para acercar la exposición a los vecinos y a las personas que se quieran desplazar a la localidad. Se tratará de un museo «ambicioso» para la localidad, asegura Celia García, alcaldesa de Sanzoles del Vino.
El pueblo cuenta con inaugurar las instalaciones en en los próximos meses, una vez ha recibido ya las máquinas de coser y se encuentra en estos momentos «planeando» la exposición. Lo que se instale en Sanzoles tendrá mucho que ver con el sueño de Sebastián, que ya contó su hija en un reportaje publicado en este periódico. «Él siempre quiso que se creara una especie de museo donde pudiera exponer sus cosas de forma permanente. Lo intentó aquí en Zamora y, antes de morir, me dijo que era muy difícil conseguirlo. Ahora, yo estoy en ello».
La exposición, que acogerá todas las máquinas de coser legadas por Sebastián Quintanilla salvo quince que irán a parar al Museo del Traje de Carbajales de Alba, contará con máquinas de las marcas Singer, Alfa, Wertheim, de diferentes tamaños y, en general, en buen estado de conservación. Algunas incluso con su caja original.
La colección, recordaba Lierni Quintanilla, comenzó con una máquina de coser de la marca Alfa que Sebastián recibió en herencia de su madre. Ahí se inició una andadura que llevó al burgalés a comprar cientos de aparatos, nuevos y fundamentalmente de segunda mano, que se tradujo en un amplio catálogo de máquinas acumulado en el momento de su fallecimiento.
«Incluso se fue a una asociación a aprender a coser, llegó a dar cursillos de costura y siguió comprando máquinas durante quince años», apuntaba Lierni Quintanilla. Unos cursillos de costura como los que ahora se programarán en Sanzoles, aprovechando la herencia de Sebastián.