Sareb, el llamado banco malo, ha puesto en marcha una nueva iniciativa para poner a disposición de los municipios una cartera de suelos para su uso con fines sociales. En concreto, Sareb ha contactado a más de 520 ayuntamientos para ofrecerles la compra de un perímetro de 4.770 suelos en condiciones ventajosas. En Zamora, la entidad se ha puesto ya en contacto con los municipios de Benavente y Toro.
Aunque no dan más detalles, sí puede intuirse cuáles son las propiedades que el banco malo ha puesto sobre la mesa, habida cuenta de que su actividad no es precisamente intensa en estas localidades. En Benavente Sareb tiene un terreno urbano en la calle del Calvario, números 30 y 32, y otro en la avenida del Ferial, 104 y 106. En Toro el banco malo no tiene suelo, pero sí alguna vivienda en práctica situación de ruina que únicamente podría ser aprovechada como solar.
En conjunto, se trata de solares de distinta tipología y que pueden ser aprovechados para diferentes proyectos de interés público. Entre los posibles usos figuran la construcción de equipamientos públicos «como centros de salud o ell desarrollo de parques infantiles, zonas verdes o aparcamientos». En algunos casos, en los que la normativa lo permita, también podrían destinarse a la construcción alojamientos para familias vulnerables o trabajadores agrícolas temporeros.
Los suelos seleccionados por Sareb proceden de las antiguas 24 cajas de ahorro que transfirieron sus activos a Sareb y están repartidos en municipios de distinto tamaño de 16 comunidades autónomas.
Suelo de muy difícil salida
Este acercamiento directo a los municipios se enmarca en el trabajo desarrollado por Sareb para reforzar su colaboración con las Administraciones públicas con las que la compañía tiene abiertas varias líneas de trabajo, como los convenios de cesión de vivienda para alquiler social y emergencia habitacional o la oferta de compra preferente de sus viviendas para incrementar el parque de alquiler social y asequible.
El banco malo tiene tres tipos de activos. Los de tipo A son activos de fácil venta en zonas en desarrollo, en los cuales se está construyendo vivienda para aumentar el valor del suelo y venderlo después. Los de tipo B son activos que, si bien no son tan atractivos como los primeros, sí pueden encontrar alguna oportunidad en el mercado, por lo que su venta va tanto destinada a particulares como a administraciones. Y los de tipo C, como los suelos ofrecidos a los ayuntamientos zamoranos, son activos que no se van a vender salvo que se ofrezcan condiciones ventajosas.