En la casa del «rico del pueblo» había un llamador, con forma de serpiente, muy grande. «Yo creo que todos los chicos de Sanzoles hemos llamado a esa puerta». Y la costumbre era llamar, y salir corriendo para que el dueño no les pillara. Costumbres de chavales de pueblo. «Lo que pasa es que un día, cuando el rico murió, dejó testamento. Y decía que legaba sus bienes a los chavales que tocaban el llamador».
Es una de las muchas leyendas que se traspasan de padres a hijos en los pueblos. Esta viene a cuento porque ese llamador fue el primer trabajo que José Javier Sánchez, profesionalmente técnico comercial de maquinaria, hizo en su taller. Un trabajo, como todos los que después ha hecho, con el método de la forja fría. «Radial, lija y a golpes». El primer trabajo de un vecino de Sanzoles que, en un círculo cada vez más grande, va ganando fama. «Vete a saber, que a lo mejor de aquí a unos años tengo que decir que soy escultor».
José Javier trabaja en su taller, ubicado en el centro de Sanzoles, en varios proyectos. Comenzó en la pandemia, cuando hubo más tiempo libre y quien más quien menos tuvo que buscarse aficiones. Entonces, casi siempre con material reciclado, con referencias a Zamora y, «siempre que puedo, con aperos del campo», comenzó a elaborar su proyecto sobre las mascaradas (es, además, el presidente de Mascaraza). El zangarrón de Sanzoles, el de Montamarta o los Carochos de Riofrío han cobrado una nueva vida tras pasar por su manos. Así, por ejemplo, los bigotes de la máscara del zangarrón de Sanzoles son en realidad tornillos de la vía de tren de la Ruta de la Plata a su paso por la provincia, ya prácticamente desmontada en muchos puntos.
El sanzolano custodia una escultura hecha en forja que ya ha centrado la atención de propios y extraños. El mes que viene la llevará al festival de rituales de Bemposta y su idea es que los trabajos estén expuestos, para lo cual ha iniciado ya conversaciones con alguna institución.
«Zamora vaciada»
Con la idea de estar expuesto nace precisamente el trabajo «Zamora vaciada», una imponente escultura de un pastor con capa alistana creada a tamaño real con hierros y material reciclado. José Javier Sánchez trabaja en ella «los ratos libres», fundamentalmente sábados por la tarde y domingos por la mañana, desde hace semanas, y calcula que podría tenerla lista en aproximadamente dos meses.
La idea, y para ello Sánchez ya se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Zamora, es que la escultura estuviera situada al aire libre en la capital zamorana. «Creo que puede impresionar a la gente, porque de espaldas se verá que el pastor va caminando, pero después no tiene cara», símbolo del «vaciamiento de nuestra tierra», reflexiona Sánchez.