Isa Latorre (Alcantarilla, Murcia; 1996) cumplirá pronto 28 años y lo hará en su plena madurez deportiva. Asentada como una de las figuras de la segunda categoría del baloncesto español, acumula ya tres temporadas en la dirección de juego del Recoletas Zamora, el equipo con el que aspira a repetir el ascenso que ya vivió en Leganés en 2021. Sin disfrutar de las mieles de la élite, la base se marchó a Argentina y regresó a la Liga Femenina Challenge, donde continúa en la pelea. La parte psicológica del deporte, la realidad del baloncesto femenino, sus aspiraciones y el futuro fuera de las canchas sobresalen en una charla alejada del día a día.
– El equipo venía de conseguir muchas victorias consecutivas, de acumular elogios y de asentarse en la primera posición. ¿Cómo encaja un deportista, desde el punto de vista psicológico, la llegada de los malos resultados y la pérdida del liderato?
– Como deportista de alto nivel, siempre tienes que estar preparada para situaciones adversas. Yo personalmente tengo un psicólogo deportivo, que creo que hoy en día es bastante importante, con todos los casos que han ido saliendo. Me encamina un poco para poder afrontar las derrotas y los días malos. Espero que próximamente haya un psicólogo en todos los equipos, porque creo que es clave en nuestro día a día. Al final, todo va también a lo físico.
– ¿Qué herramientas le da el psicólogo?
– Hablo mucho de lo personal con él, de cómo me veo, de cómo me siento en los entrenamientos. No es solo si me ha ido bien o mal el día, sino también sobre el baloncesto.
– A pesar de todas estas ayudas, ¿las derrotas generan ansiedad antes de jugar el siguiente partido?
– Al principio de la semana, siempre estás pensando en el partido anterior. Sobre todo en este momento, en el que hemos perdido tres. Pero luego, con el paso de los días, con la preparación del siguiente, eso lo dejas al margen y te centras en intentar dar lo mejor de ti, para el equipo y para ganar.
– Usted lleva bastantes años en el baloncesto, viene de categorías más bajas. ¿Cómo ha vivido el proceso hasta llegar a las puertas de la Liga Femenina, desde la consciencia de que se dedicaba a una disciplina que quizá no le iba a permitir vivir de ella si no llegaba muy alto?
– En ese tema, por suerte, ya están dando un paso adelante desde la Federación Española. Por lo menos, el año que viene la Liga Femenina ya va a tener un salario mínimo, va a haber unos básicos que eran muy necesarios en el femenino, porque el masculino ya iba mucho más avanzado. Al final, si es algo que te gusta, que quieres estar a diario con ello, aunque no te dé para toda tu vida, lo haces.
«El año que viene, la Liga Femenina va a tener salario mínimo y va a contar con unos básicos que eran muy necesarios»
– ¿Por qué ha tardado más en dar ciertos pasos el baloncesto en comparación con el fútbol femenino, cuando hace unos años sí había conseguido más avances?
– El fútbol femenino estuvo en huelga hace unos tres años y la presión social afectó mucho para que se empezaran a poner unos mínimos. Ahora, nosotras estamos dando unos pasos importantes, tenemos a Elisa Aguilar al frente de la Federación y contar con una mujer nos ayuda.
– ¿Considera que la presencia de Elisa Aguilar en la presidencia es importante en sí misma por lo que supone que una mujer esté al frente del baloncesto español?
– Sí. Al final, también ha sido jugadora, ha vivido los mejores años de la Selección Española, ha competido a nivel europeo y creo que, cuando una persona lo ha vivido, te puede representar mejor. Nos está ayudando mucho y seguiremos dando pasitos.
– ¿Percibe que, desde la base, se están profesionalizando todas las estructuras del baloncesto femenino?
– Poco a poco se está haciendo más hincapié en las categorías de formación, que en realidad es lo más importante. Una no llega a la élite si no ha entrenado previamente tanto a buen nivel, con buenos entrenadores, como con buenas instalaciones. Yo recuerdo haber entrenado al aire libre, con calor, con lluvia, y últimamente es algo que no se ve tanto.
– ¿La Liga Femenina Challenge, creada justo por debajo de la Liga Femenina, favorece esa profesionalización?
– Sí, yo creo que sí, porque al final es un solo grupo, se apuesta más económicamente, le da más visibilidad a los patrocinadores, y eso es lo que nos ayuda en el día a día.
– ¿Ha percibido esa evolución a nivel personal, desde la óptica de la jugadora?
– Sí, sí que la he visto, y a nivel genérico creo que también. Antes, muchas jugadoras se iban a Liga Femenina en busca de visibilidad y ahora hemos visto este año que muchas de las que han subido están demostrando que son muy buenas, que consiguen MVP. Esta liga le está dando un plus al baloncesto español.
«Me siento preparada para jugar en Liga Femenina, pero no me gustaría irme y ver que no tengo oportunidades»
– Desde el punto de vista del juego, ¿cómo ha sido su salto hasta llegar a dominar esta categoría en muchas facetas? ¿Se siente preparada para alcanzar la Liga Femenina, sea aquí o en otro club?
– Me siento preparada. Lo que sí me gustaría, si estuviera en Liga Femenina, sería tener por lo menos oportunidades. No me gustaría irme a un equipo y carecer de esas opciones. También tengo los pies en la tierra y sé que no me voy a ir a jugar 35 minutos por partido, lo tengo clarísimo, pero sí tener la oportunidad. Cuando eso ocurra, daré el paso.
– El CD Zamarat pasó diez años en Liga Femenina hasta el descenso, pero en sus últimas campañas en la élite se percibía una cierta caída. ¿Ve a la estructura preparada para el regreso?
– Sí. Desde que yo llegué hace dos años, están apostando fuerte. En los dos últimos perdimos la Final Four, pero en este capaz que hemos encontrado la clave, con una plantilla más larga en la que cada una aporta de forma distinta. Nos veo un poco más asentadas.
«La etapa en Argentina cambió todo mi juego»
– Ese «capaz que» revela que aún queda algo de su etapa en Argentina. ¿Cómo fue aquella experiencia?
– Después del ascenso con Leganés, ese verano tuve la oportunidad de irme a Argentina. Para mí, esa etapa cambió todo mi juego. Esa liga es bastante dura, permiten mucho contacto, era nueva y nadie me conocía ni yo conocía a nadie. Me dio un plus de confianza.
– Ahora, muchas jugadoras se van a Estados Unidos si tienen la oportunidad, sobre todo las que pueden marcharse a una Universidad, pero lo de Sudamérica no es tan común. ¿Le parece enriquecedor para alguna compañera que se lo esté planteando?
– Sí. Es un baloncesto distinto. Estamos acostumbradas al baloncesto europeo, que al final es de élite, pero allí es muy difícil jugar, te da otro punto de vista.
– A nivel personal, ¿cómo se integró?
– Yo no lo cambiaría por nada. Me lo pasé muy bien, tengo amigas con las que sigo hablando día a día, que han venido aquí a mi casa. Me adapté bien y el idioma ayudaba, aunque se reían de mí por mi acento. Es verdad que en los últimos años no han ido tantas extranjeras.
– De vuelta a España, ha estado en clubes con seguimientos dispares. Aquí, se puede catalogar de medio. ¿Cómo es la relación con la gente o con las niñas de la cantera para una jugadora como usted?
– Por suerte, en los sitios en los que he estado, sí que he tenido mucho contacto, sobre todo con la cantera. En Almería fui entrenadora de niñas y aquí no lo soy porque no me da el tiempo. Lo que sí hago es ir a verlas, porque creo que es muy importante generar ese vínculo entre las categorías de formación y nosotras. Al final, al pabellón siempre vienen las niñas con amigas o con la familia.
– ¿Es importante que ellas tengan referentes a las que puedan ver y tocar?
– Claro, al final nosotras, como club, solemos ir a escuelas, a equipos, a generar vínculos con ellas. A ellas les hace ilusión y a ti te enriquece.
– ¿Cómo valora el seguimiento mediático que tiene el club?
– Es muy importante. La visibilidad que nos dan nos ayuda a llenar el pabellón, a conseguir más patrocinios. Eso nos da un plus a nosotras como equipo y también a la liga.
– El CD Zamarat es un club de muchísima rotación en las plantillas, como lo son otros en estas ligas. ¿Qué ha encontrado aquí para quedarse tres años?
– Han confiado en mí desde el primer año, han apostado, y eso las jugadoras lo tenemos que valorar, porque no siempre ocurre. Muchas veces, nosotras decimos que somos un número, que es la realidad, por desgracia, y creo que en este club yo no me he sentido así. Con Ricardo (Vasconcelos), se ha notado que muchas hemos repetido.
«Hay que avanzar en el trato de los entrenadores: aunque seamos jugadoras, primero somos personas»
– Se oyen y se ven cosas complicadas de entender con los técnicos en España. ¿También hay que avanzar en relación al trato de los entrenadores?
– En eso sí que tenemos que avanzar. Aunque seamos jugadoras, primero somos personas. Ricardo hace mucho hincapié en eso y creo que es un entrenador que primero es persona. Por eso, tú te sientes con la libertad de poder hablar de cualquier cosa con él. No solo temas del baloncesto, sino de cualquier ámbito, de cómo te sientes. Siempre intenta ayudarte y creo que tiene que haber más entrenadores así.
– Usted es fisioterapeuta. ¿Piensa más allá del baloncesto?
– Últimamente, la gran mayoría estudiamos una carrera, una FP o lo que sea. Es muy importante, porque con esto no nos va a dar para toda la vida. También, si queremos ser madres, el baloncesto se termina pronto. Tu cabeza tiene que estar en esos aspectos.