Habrá debate o no, dependiendo de a quien se le consulte, pero si hay que hablar de quien es el mejor deportista zamorano de la historia, el nombre de Emilio Merchán siempre tiene que estar sobre la mesa. Campeón del mundo en K2 1.000 en el año 2009 y en varias ocasiones más en maratón. Varias medallas en campeonatos europeos y más de cien en campeonatos de España. «La última vez que me preguntaron las tuve que contar».
El pasado miércoles Merchán sumó un nuevo reconocimiento a sus vitrinas, el Laurel Olímpico concedido por el Comité Olímpico Español. Es el primer deportista zamorano que lo logra, como premio a una trayectoria. «Muy contento, pero cuando a uno le dan estos premios, es que ya va en retirada…», asegura con buen humor.
Merchán recibe a Enfoque en el centro de piragüismo que lleva su nombre, donde aprovecha para hacer un rápido balance de una trayectoria plagada de éxitos. «Este es un premio que me he tomado como reconocimiento a mi carrera, pero también a mi entorno, a toda la gente que ha estado corriendo detrás de mí durante todos estos años», asegura el palista.
Un buen momento, por tanto, para hacer balance de lo bueno, que hubo mucho, y de lo malo, que también. «El mejor momento, el oro de 2009 en Canadá», asegura, situando ese triunfo por encima del diploma olímpico de Atlanta en 1996. «Llegar después a Zamora, ver la Plaza Mayor llena, los compañeros del parque de bomberos… Fue muy bonito», asegura. «Hubo momentos malos también. Los previos a los Juegos Olímpicos de 2004, aquellos años no fueron buenos. Lo bueno es que nos logramos recuperar y volver al alto nivel».
Emilio Merchán vive retirado de la competición desde agosto del año 2022, cuando aprovechó una prueba en Zamora para bajarse de la piragua ante su afición. ¿Cómo lo lleva? «Sigo haciendo deporte, desde entonces he salido muchas veces al río y siempre me vuelve el mismo pensamiento. Hago dos kilómetros, no voy mal, porque no voy mal, y enseguida pienso: y si me pongo, y me preparo tal prueba…».
Pero no. Merchán reconoce que la vida ha cambiado, que los años pasan y que, incluso, el piragüismo dejó de ser prioridad en algunos momentos en la última etapa de su vida en competición. «Yo siempre he renunciado a cumpleaños, a bodas, a celebraciones con amigos por entrenar. Si me perdía un día, al siguiente entrenaba el doble. Eso lo dejé de hacer en los últimos años. También los niños, si el niño estaba malo, me quedaba con él. Al final le estaba quitando ya mucho al piragüismo», asegura.
«Es una etapa mala»
Merchán habla claro sobre el momento actual del piragüismo zamorano. «Es una etapa mala, ha cambiado mucho». Empezando por el Centro Municipal de Piragüismo, que «ahora parece más un gimnasio municipal donde los piragüistas parecemos invitados. Se lo hemos dicho a la Concejalía y nos dice que hay que hacer hueco para otros deportes. Lo entiendo, pero también hay que valorar lo que este deporte ha dado a Zamora. ¿Cuántas medallas, cuántos olímpicos han dado otros deportes?», se pregunta Merchán.
«Antes había mucho dinero, patrocinadores. Teníamos entrenadores rusos, húngaros… Y las cosas salían bien. Se acabó el dinero y la gente se fue. Nos hemos quedado los palistas, intentando sacarlo adelante», concluye.