«Nosotros no podemos competir en cantidad, así que lo hacemos en calidad«. Los carteles de rebajas llenan desde hace unas horas los escaparates de los comercios zamoranos. Principalmente, llenan los escaparates de las grandes cadenas, ubicadas en la arteria comercial que es la calle de Santa Clara. Unas grandes cadenas que se quedan un importante trozo del pastel de la temporada de descuentos, obligando a los pequeños comerciantes a buscar alternativas para sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo. En este escenario, el pequeño comercio lo tiene claro: «Calidad y trato personalizado» es la enseña que lucen.
En el pequeño comercio el descuento es, muchas veces, más «selecto«. No hay muchas tiendas de barrio que puedan soportar el rebajar un 30% a todo el catálogo de productos de los que disponen. «Nos arruinamos si hacemos eso». Es el caso de BDShop, la tienda de moda urbana en la calle Príncipe de Asturias. Pablo Andrés, encargado del local, asegura que la temporada de rebajas «ya no empieza como lo hacía antes», en parte porque «las grandes cadenas ofrecen descuentos desde hace semanas y se ha perdido el efecto llamada».
El pequeño comerciante pelea en varios frentes. Primero, contra las grandes superficies, que se llevan buena parte del total de clientes (con horarios de apertura más amplios y con descuentos muchas veces más agresivos) y, segundo, contra Internet. Y ahí el enemigo, asegura Andrés, es doble: primero, las tiendas; y segundo, las propias marcas, que en ocasiones ofrecen el producto en sus web más barato que en las tiendas. «Ante eso solo queda fidelizar clientes y ofrecer un trato personalizado que sea de valorar», asegura el emprendedor.
Tránsito Andrés, dueña de la tienda Anónima (en Santa Teresa) hace un diagnóstico que coincide al 99% con el de su compañero. Ella es incluso más tajante, porque asegura que «en mi tienda no hago rebajas, hago descuentos en ciertos productos, pero no de modo generalizado».
Andrés ha llegado a esa conclusión tras 22 años subiendo la persiana todos los días. «Aquí vendemos un producto con más calidad, eso ya lo valoran nuestras clientas». Así, «hacemos descuentos en algunas prendas, pero no en otras». Con todo, sin prisa, porque el pequeño comercio es consciente de que las primeras jornadas de rebajas no son para ellos: «La gente empieza por las cadenas. Luego vienen por aquí».
Javier, de la zapatería EME y Camina, en la céntrica plaza de Zorrilla, coincide en lo complicado de luchar contra las grandes cadenas y, como sus compañeros, apuesta por «el trato personalizado» como bandera para captar clientela. «La gente a nosotros nos responde muy bien, lo ha hecho desde que abrimos», asegura.
La lucha con el Black Friday
Para muchos comercios, el inicio de las rebajas ya no es el momento de más venta del año. «Rivalizan los dos días: el de después de Reyes y el Black Friday«, aseguran desde EME y Camina. «Muchas personas aprovechan incluso el Black Friday para hacer parte de las compras de Navidad, pero las ventas más importantes se producen antes de Reyes», apunta el mismo empresario.
Pablo Andrés certifica que «el Black Friday es un día de gran venta» pero, apostilla, «en cambio, en las primeras semanas de noviembre no se vende nada. Al final hay que lograr las ventas de un mes en una semana, y eso es casi imposible». Eso sí, todos los empresarios coinciden en que la temporada invernal de rebajas es superior a la del verano, cuando el efecto llamada ha quedado totalmente diluido por los descuentos perennes de muchas marcas y por las vacaciones estivales.