No todos los Reyes Magos vienen de Oriente. Algunos viajan a Zamora desde latitudes más cercanas con oro, incienso, mirra y el regalo de una tradición popular. Con esos presentes han llegado este sábado a las puertas de San Juan Sus Majestades procedentes de Andavías. Lo han hecho con su séquito, a lomos de tres caballos y con el libreto que, durante años, se había interpretado a las puertas del templo de San Miguel Arcángel de la localidad de la Tierra del Pan. Esta vez se ha trasladado a la ciudad.
En pleno centro de la capital, con cientos de personas atentas a la escena (muchas de ellas llegadas también de Andavías), todo el elenco compuesto por Gaspar, Melchor, Baltasar, los pajes, el Ángel, María, San José y Herodes y sus hombres ha plasmado lejos de su entorno habitual un auto que en Andavías se conoce, al menos, desde el primer tercio del siglo XX, merced a la tarea ejecutada por Gregorio Prieto.
A aquel vecino de antaño se ha referido, antes de empezar, el director de la obra, Antonio Iglesias, que también es el alcalde de Andavías y que ha organizado el montaje. Conviene señalar que prácticamente el mismo grupo de actores interpretó el auto en 2023 en la propia localidad después de un parón de 30 años iniciado en 1993.
Iglesias ha ofrecido unas pinceladas históricas sobre esta representación que se basa en los textos tradicionales que narran la adoración de los Reyes Magos a Jesús. También incluye, en su parte central, el diálogo entre Sus Majestades y Herodes, así como un monólogo y el cierre de la historia con la marcha de Melchor, Gaspar y Baltasar, y el derrumbe del monarca de Judea.
Recuperación el año pasado en el escenario original
En la representación del año pasado, la emoción embargó a los vecinos asistentes, que aún recordaban las interpretaciones de antaño y que se debatían entre la felicidad de ver de nuevo el auto en las calles y la nostalgia por quienes ya no estaban para disfrutar de ese teatro una vez más.
En esta ocasión, la atmósfera cambió, pero los aplausos correspondieron en el cierre a unos actores aficionados que habían ensayado durante meses una obra de casi una hora de duración.