La Sociedad Geológica Española lleva a cabo cada año una iniciativa denominada «Geolodía»: una actividad que se desarrolla durante el segundo fin de semana de mayo, en la que todas las provincias españolas organizan salidas de campo por lugares destacados en cada uno de los distritos.
Durante mayo de 2020 extrañamos, entre otras cosas, pasear por el campo y, por eso, fue entonces cuando hubo que tirar de inventiva para organizar un «Geolodía» desde casa. El título elegido – muy enmarcado en la época pandémica – fue «Geology Now: el agua que apaga los infiernos».
Partiendo desde San Román de los infantes, el Duero se retuerce en su choque contra los materiales cristalinos antiguos y dibuja una curva de casi 6 kilómetros de largo en un ejemplo singular de modelado fluvial. El Meandro de Charquitos o Los Infiernos de Almaraz fue, además, el lugar elegido para impulsar el primer motor hidroeléctrico de este tipo en nuestra provincia.
El paisaje y sus rocas
Desde un punto de vista comarcal, estamos en Sayago. Sin embargo, con ojos de geólogo, veremos un paisaje ondulado más parecido al de Aliste. No es casualidad: los materiales sobre los que caminamos son pizarras, esquistos y cuarcitas de la formación Santa Eufemia.
San Román no tiene mucho ambiente, pero sí buenas vistas. En el horizonte suroeste vemos algunos hitos del paisaje: restos en forma de cerros testigo del Cenozoico de la cuenca del Duero, la penillanura Sayaguesa y el comienzo de los Arribes. Se trata de las tres unidades geomorfológicas zamoranas, muy condicionadas por la litología: arenas y conglomerados en los cerros testigo del Cueto o las Contiendas; los granitos de la penillanura sayaguesa; y, los materiales paleozoicos en el encajamiento del Duero y sus afluentes.
El meandro
El Duero ha atravesado durante los últimos 260 kilómetros de meseta los sedimentos de la cuenca Cenozoica. A partir de este lugar el río va a despeñarse en busca del mar. Para conseguirlo se enfrenta a las rocas cristalinas y duras del paleozoico buscando sus debilidades. La dirección de las fracturas en la comarca es noreste, lo que condiciona que el Duero se retuerza en una dirección sur.
Un meandro encajado es una forma fluvial que se produce por una disminución en la pendiente del río. En esta zona el río frena su caída debido a la dureza de los materiales. En las partes rectas, la corriente de agua es laminar y en las partes curvas, se vuelve turbulenta. Esto hace que el río produzca erosión y transporte en las zonas de régimen laminar y, deposite sedimentos, en las partes externas de régimen turbulento. En definitiva, lo que rige el comportamiento y la forma del meandro.
Para llegar al interior del meandro, hay que colarse por varias propiedades privadas: las dehesas de La Carba, Las Vegas y Congosta. Se trata de tres propiedades fósiles de la ordenación territorial medieval. Las dehesas de la Carba y Congosta fueron propiedad del Marqués de Chinchón, Las Vegas, del Marqués de Valverde. Ya en el siglo XX, Carrascal adquiere algunas hectáreas de Congosta, mientras que La Carba y Las Vegas son adquiridas por particulares.
El porvenir
A finales del Siglo XIX Zamora cuenta con una precaria infraestructura de producción eléctrica. Las industrias de la ciudad, como harineras o cerámicas trabajan con motores impulsados por vapor para cubrir sus necesidades, pero falta un suministro continuo de energía barato, ya que el carbón está aumentando en exceso su coste.
Mientras tanto, un joven ingeniero: Federico Cantero-Villamil, decide emprender una curiosa obra en el cauce del Duero, que lleva por título:
MINA HIDRÁULICA de 6000 Caballos de Vapor, con una pérdida en la transformación del 25% que daba un total de 4500 Caballos de Vapor para la fabricación de harina y molinos, loza, ladrillos, teja, cemento, piedra, hilados y tejidos, aserraderos, etc.
El proyecto aprovecha el desnivel de 12 metros entre la dehesa de la Carba y el paraje de San Pelayo a través de un túnel y un generador eléctrico en la salida de la presa, ayudándose de un dique en la entrada para elevar un poco más el nivel del agua.
Curiosamente, también se diseñan tres tendidos para repartir la electricidad, el primero en dirección Fuentesaúco, el segundo hacia Zamora y Toro, y el tercero, en dirección Salamanca, que se veía muy beneficiada de este proyecto.
El Geolodía 2020 tuvo que hacerse desde casa, pero siempre es un buen momento para descubrir lugares familiares casi desconocidos.