Inaugurado en el año 1914 (el año que viene cumplirá su 110 aniversario), el puente de Requejo fue en su momento el viaducto de mayor luz y envergadura de España. Una obra de ingeniería que permitió acabar con el tradicional «abandono» de la comarca de Sayago, aislada de otras zonas de la provincia, y que salvó el desfiladero del río Duero en la penillanura granítica del occidente de la provincia de Zamora. Facilitó, en suma, las comunicaciones de Aliste y Sayago con la capital. Hasta su apertura, la comunicación directa entre las dos comarcas se realizaba con una barca movida por una maroma.
Comunicaciones que ahora, con la obra que se está llevando a cabo en el viaducto, se han vuelto a complicar. Y así estarán, al menos, hasta la primavera. Lo que era una inversión de 90.000 euros para repintar el puente se ha convertido en una obra de mayor envergadura y el viaducto, bien lo saben los que lo usan, está cortado. Lo ha explicado la delegada de la Junta, Leticia García, al asegurar que, cuando se comienzan los trabajos y se analiza el estado del puente por las partes que no están a la vista se «observan deficiencias» que «es necesario subsanar».
Así, ahora el viaducto presenta «dos agujeros en los estribos» que hacen imposible su reapertura. Durante estas fechas la empresa, como toda la construcción en general, para, lo que ha provocado más sensación de impaciencia en la zona. Con todo, desde la Junta confían en que la obra esté lista en primavera y que, para entonces, el Puente Pino recobre su funcionalidad.
Un milagro de la ingeniería
Su longitud total es de 190 metros que se salvan mediante un arco central parabólico rebajado de 120 metros de luz, con dos prolongaciones en los extremos. El desnivel que salva es de 90 metros de altura. Los estribos del arco y los apoyos de fábricas de las palizadas de los tramos rectos se construyeron en hormigón y el pavimento del tablero fue realizado en un origen en piedra. El peso total del material metálico empleado en la construcción fue de 450 toneladas de acero, lo que da un peso de 414 kilos por metro cúbico.
El autor del proyecto fue José Eugenio Ribera Dutasta, que lo diseñó en 1897, dirigiendo el montaje el ingeniero Domingo G. Regueral por cuenta de la sociedad contratista Duro Felguera. El puente fue inaugurado el 15 de septiembre de 1914. Junto a su propia funcionalidad, a las innovaciones técnicas y a la pericia en la construcción de este puente, «se puede destacar su valor estético derivado del diseño de su estructura que le da una sensación de ingravidez y de mínimo impacto en un valle muy encajado».