El Pleno de la Diputación de Zamora ha aprobado este viernes el presupuesto para el ejercicio 2024. La propuesta del equipo de Gobierno ha salido adelante como estaba previsto, merced a los 13 votos del Partido Popular, que cuenta con la mayoría absoluta en la casa, y del apoyo número 14, correspondiente al representante de Vox, David García Montes. Durante hora y media de debate, los grupos políticos se han dividido en dos bloques: una derecha que ha defendido que esta era «la mejor propuesta» en el escenario actual y una izquierda que ha lamentado el «más de lo mismo» que planteaba el PP. En ese choque, la aritmética ha respaldado a los primeros.
El debate arrancó con una sorpresa. El diputado de Vox, David García Montes decidió renunciar a su primer turno de palabra, el que habitualmente sirve para fijar posición en este tipo de sesiones especiales. Hay que recordar que el alcalde de Roales forma parte de la oposición, más allá de que sus posiciones estén alineadas muchas veces con las del equipo de Gobierno, por lo que se esperaba, al menos, una argumentación de su previamente anunciado voto favorable al presupuesto.
La argumentación de la izquierda
Dada esta circunstancia, y la particularidad de que Zamora Sí carece de diputado en este tránsito entre la renuncia de Francisco José Requejo y la previsible llegada de Eloy Tomé, la primera en intervenir fue la portavoz de Izquierda Unida, Laura Rivera. La representante de la oposición lamentó inicialmente que la Diputación vaya a recibir, en 2024, dos millones de euros de intereses por sus saldos en las cuentas bancarias, al entender que eso implica que la institución es «solvente y rica», mientras que esa realidad no se traslada a los pueblos.
Rivera incidió en que «las zonas rurales se están muriendo» y cuestionó la forma de gastar el dinero por parte del equipo de Gobierno. Por ejemplo, la portavoz de IU reclamó la recuperación de subvenciones para la instalación de cajeros o para el comercio de proximidad; subrayó el incremento de 2.200 euros en los gastos de personal para Ifeza, criticó la disminución de las ayudas al sector primario y advirtió de que «bajan los servicios para los viejos y para los niños». «Eso sí, disminuyen las subvenciones nominativas», concedió Rivera.
Por su parte, la portavoz socialista, Sandra Veleda, remarcó el mensaje de que «hay pocos cambios significativos» en el presupuesto. «Hay agotamiento y falta de ideas», aseguró la política benaventana, que se mostró en contra del «continuismo para que nada cambie en la provincia». «Son sus presupuestos, apruébenlos con su mayoría absoluta, pero no nos pidan que seamos cómplices», recalcó la responsable del PSOE.
Veleda insistió en pedir «acciones de discriminación positiva» para evitar «la muerte de los pueblos» y rescató un mensaje muy habitual desde la parte de la bancada que corresponde al PSOE: «Tenemos una Diputación rica en una provincia pobre». Además, como antes Rivera, la portavoz socialista reconoció la incorporación de determinadas medidas «adecuadas» que, bajo su punto de vista, no tapan la realidad general.
La defensa de Faúndez
Tras las intervenciones de la oposición, el propio presidente provincial, Javier Faúndez, replicó a otra de las críticas escuchadas: la ausencia de diálogo: «He recibido a 136 alcaldes en seis meses y tengo a 15 en agenda», se defendió el político alistano, que apuntó que la elaboración del presupuesto se ha realizado en «un escenario bastante difícil» y que, aun así, ha sido posible incluir compromisos como el del Puerta del Noroeste, el nuevo contrato de ayuda a domicilio, la subida para el consorcio de bomberos, la partida para Fromago o el impulso al Museo de Semana Santa.
Faúndez se reivindicó como alcalde, recordó que ha pisado «mucho barro» y puso el foco en las partidas previstas para remodelar parques infantiles e instalaciones culturales o para mejorar la realidad de la provincia en relación con el agua. El presidente provincial también aprovechó para cargar contra un modelo de financiación de las diputaciones que es «caduco» y aseveró que su equipo de Gobierno va a «pelear» por un cambio en los criterios.
El cierre
Después de estas primeras intervenciones sí quiso tomar la palabra el portavoz de Vox, David García Montes, que quiso hacer una radiografía del panorama de los pueblos: «La gente no quiere trabajar», afirmó el representante de Roales, que apuntó que España «está camino de ser una nueva Argentina, con toda la economía subvencionada». «Además, estamos ante un cambio de régimen y se está incumpliendo el principio de igualdad y de solidaridad», apostilló.
Nuevamente, como había hecho el día anterior, García Montes también aprovechó su turno de palabra para mostrar su incomprensión por la posición contraria de la izquierda ante el presupuesto: «Aquí venimos a buscar soluciones. Esto no es el Senado y Madrid está muy lejos», sostuvo.
A partir de ahí, el resto del debate siguió una tónica similar. Por IU, Rivera aprovechó su intervención para presentar las 16 enmiendas planteadas por su grupo al presupuesto. Todas ellas fueron rechazadas, por lo que Izquierda Unida se plantó con un «no rotundo» en la votación. Desde el PSOE, Veleda comunicó la abstención antes de reclamar otra vez «un cambio de tendencia», mientras que Faúndez demandó «propuestas y no protestas».
De igual modo, el presidente de la Diputación añadió que el Ayuntamiento de Zamora también recibirá dos millones por sus saldos en el banco, en un claro mensaje para Laura Rivera, y miró hacia la bancada del PSOE al preguntarse «dónde está el Ministerio de Reto Demográfico» en la provincia.
Al final, sin acuerdo posible, los números mandaron: el presupuesto salió adelante con 14 votos a favor (PP y Vox), siete abstenciones (PSOE) y dos noes (IU, faltaba uno de sus representantes, David Vicente).