Después de cinco días con el consistorio cerrado a cal y canto, una trabajadora municipal reabrirá en la jornada del martes 26 el Ayuntamiento de San Vicente de la Cabeza. La localidad, que permanece sin conexión por el corte de la línea de cobra antes del despliegue de la fibra, ha visto como su alcalde, Fernando González, echaba la llave de las oficinas municipales al «no poder trabajar ni hacer ningún trámite».
Hoy, la única persona que estará en las oficinas se encargará de solucionar «los asuntos que sean muy urgentes» porque, asegura el alcalde, «aquí no se puede hacer más». Los papeles «se acumulan» y «hay una persona que tendrá que venir de Zamora y llevarlos» para continuar realizando los trámites municipales en algún lugar donde si haya conexión.
«Desesperado»
González asegura que en los últimos días ha hecho varios intentos de contactar tanto con Telefónica como con Fibritel, la compañía que, como en Bermillo de Alba, se encarga del despliegue de la fibra óptica. «Pero nada, no me dicen nada». En la subdelegación del Gobierno «han intentando ayudarme, pero creo que tampoco pueden hacer mucho en este tema». Lo mismo que en la Diputación. «El presidente se ha preocupado mucho por el tema, me llama varias veces todos los días, pero aquí nos están tomando el pelo a todos», añade González.
«Si me dicen que esto pasaba en el siglo XXI, no me lo creo. Si me dicen que me va a pasar a mí, menos», apostilla el regidor municipal, que asegura que cada día coge el coche y recorre el pueblo para hablar con los vecinos «y ver si necesitan algo».
Los cortes
Estos cortes suceden porque la línea de cobre se ha comenzado a retirar antes de que la fibra óptica, que se está instalando por la zona, esté plenamente operativa. Ya ha pasado en Bermillo de Alba, donde el teléfono dejó de dar señal el pasado 29 de diciembre y donde la solución se prevé ya en un breve plazo, pues las obras de despliegue están prácticamente finalizadas.
En San Vicente de la Cabeza, en cambio, no hay fecha. «Es que no me dicen nada de nada», asegura su alcalde. «No sabemos cuánto tiempo vamos a estar así, esto es una vergüenza», zanja.