Los efectos de la sequía, que apretó durante varios meses al campo zamorano, y la EHE en las explotaciones ganaderas han sido los dos factores más importantes a la hora de analizar el año en el sector primario, según el análisis que hacen desde la Alianza UPA-COAG. En lo referente al cereal, Zamora y Castilla y León han cerrado la segunda peor cosecha del siglo, con una reducción del cincuenta por ciento sobre el ejercicio anterior.
La provincia, afectada por una sequía extrema y por unos “episodios inusuales” de altas temperaturas, ha visto lastrada su capacidad de producción de cereal en la última campaña. En la comunidad la producción se limitó a 3,37 millones de toneladas, un 50% de la media de los últimos cinco años. Unos datos únicamente peores que los registrados en el año 2017.
Además, los malos datos de rendimiento en la cosecha se vieron acompañados de un elevado precio de los insumos en el momento en que se afrontaron las principales labores. Así, cuando se estaba abordando el inicio de la campaña, los precios de los abonos de sementera se encontraban un 70% por encima de los registrados al comienzo de la campaña anterior 2021/2022 (la correspondiente a la cosecha de 2022). Y el gasóleo un 50% superior.
Precios más bajos
Tomando como referencia el mes de agosto en Castilla y León el trigo blando y la cebada presentan un descenso interanual superior al 25% respecto a los precios del mismo mes de 2022.
Analizando la evolución de la cotización desde julio de 2016, se observa que, a partir de octubre de 2020, comenzó una subida en los precios motivada por la situación geopolítica, alcanzando el máximo en mayo de 2022, con 360,5 euros por tonelada para el trigo y 343,3 euros por tonelada para cebada.
La EHE
La EHE ha representado un desafío considerable para los ganaderos de Castilla y León en el 2023. A finales de año eran 3.299 explotaciones afectadas por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica con más de 6.000 reses muertas. En Zamora, las vacas muertas rozan las 1.100, según los últimos datos de la Junta.
Esta enfermedad, que afecta principalmente al ganado bovino, ha provocado pérdidas significativas, tanto en términos de mortalidad animal como de impacto económico. Hasta la fecha, los importes de ayuda se han establecido para las granjas y animales afectados hasta el 16 de octubre para que pudiesen entrar en los presupuestos de 2023.
“Desde la Alianza UPA-COAG hemos exigido a la Junta que se active urgentemente otra partida de ayudas que se destine a los perjudicados después de esa fecha para que no haya discriminación entre ganaderos. Además, hemos exigido al Ministerio de Agricultura que se implique directamente con los afectados, en primer lugar poniendo ayudas y así complementar las de la Administración regional, y también trabajando en el desarrollo de una vacuna que entre dentro de las campañas de saneamiento ganadero”, aseguran desde la Alianza.