En un rinconcito de la iglesia de San Cipriano hay una Virgen vestida de alistana, «pero un poquito de gala». A su lado, otra figura le lanza un guiño a Ricardo Flecha mientras, no muy lejos de allí, aparecen dos piezas ataviadas con prendas del Bermillo de Sayago de principios del XX. Ni siquiera «la viuda rica de Toro» se lo quiere perder. El belén, como manda la tradición, se lo imagina el pastor dormido, pero quien lo soñó absolutamente todo fue Paqui Coria, una mujer de Villalcampo que ha visto cumplido su sueño en este templo.
Todas estas escenas forman parte del belén napolitano con raíces zamoranas que se expone durante esta Navidad en la citada iglesia de San Cipriano, merced a la colaboración de la asociación cultural El Portal de San Vicente. En otras zonas del recinto religioso aparecen igualmente nacimientos procedentes de Coreses, Tábara o Toro, pero el de Paqui Coria tiene varias particularidades: la primera, la caracterización de los personajes con los trajes tradicionales de la provincia; la segunda, un esfuerzo individual de tres años y medio.
Ese es el tiempo que tardó esta mujer de Villalcampo en dar forma a su belén: «Pedí las figuras a Nápoles y a Sevilla, y las he ido vistiendo con distintos trajes regionales con el fin de que abarcaran toda la provincia», explica la autora. Incluso las construcciones que aparecen en la escena son inconfundiblemente sanabresas: «En casa nos gusta mucho la tradición y quería hacerle un homenaje a Zamora«, apostilla.
Su minuciosidad a la hora de hacer los trajes le ha valido elogios, pero le ha exigido tiempo. Han sido tres años y medio cosiendo porque algunas prendas le han llevado «quince días o un mes». Y tampoco fue fácil adquirir las piezas. «Las que pedí a Sevilla me las hizo expresamente un artesano que se llama Joaquín Medina. Son de barro, talladas a palillo y con el cuerpo de estopa, para que tengan movilidad y se les pueda dar un oficio, como ocurre en la tradición de los belenes napolitanos», narra Paqui Coria.
La figura de Pozoantiguo, en camino
En cuanto al tamaño, las figuras de los adultos son de 35 centímetros; las de los adolescentes, de 20; y las de los niños, de 11. «Son sobre treinta piezas en total», apunta la autora, que admite que lo ha hecho todo sola. y aún sigue: «Ahora estoy elaborando una réplica de uno de Pozoantiguo que está en el Museo Nacional del Traje», anuncia esta mujer, que se fue animando con la labor a pesar de partir de una premisa complicada: «No tenía ni idea de belenes».
De hecho, Paqui Coria tuvo que aprender incluso cómo se podían sujetar las piezas: «Yo empecé a pedir y a confeccionar, y ahora las personas de Sevilla y de Nápoles a las que les encargué las piezas me han preguntado hasta qué técnica empleo», asegura. «Yo tenía claro que esto lo tenía que ver al menos una vez la gente y la verdad es que ha tenido una aceptación buenísima», subraya.
Mientras la autora habla, de fondo se ve también una capa alistana a escala. No en vano, como reza el cartel ubicado al pie del belén, «se trata de una muestra de cariño y afecto a la tierra, gran olvidad para muchos, y pretende remover sentimientos, recordar tiempos pasados y admirar la riqueza cultural de la provincia». «Mi lema siempre con esto siempre fue: Y Zamora se hizo belén», concluye Paqui Coria. Su creación estará a la vista de la gente durante toda la Navidad de 17.30 a 21.00 horas en la iglesia de San Cipriano.