El 11.092 le cambió la vida. A él y a mucha gente. Ese fue el número agraciado con el tercer premio del Sorteo Extraordinario de Navidad del año 2000. Y la friolera de 70 series de ese número salieron de la administración número cuatro de Zamora, la ubicada en San Torcuato. Los vendió José Antonio García y es, desde hace ya más de veinte años, el premio de lotería más imporante de los repartidos en Zamora desde que se celebra un sorteo que, tradicionamente, ha sido esquivo para la capital.
El premio, un tercero, dejó en Zamora más de 5.000 millones de pesetas a razón de 7.200.000 pesetas por décimo. Lo que al cambio sería, ahora, treinta millones de euros. Actualizado con el aumento del coste de la vida, unos cincuenta millones de euros que se quedaron en Zamora. «Le tocó a todo Dios», recuerda García.
El número lo vendieron varios bares, algunos en la capital y dos en distintos pueblos de la provincia. Los principales premios se quedaron en un local de la avenida de las Tres Cruces, ya cerrado. Además, el premio se vendió mediante participaciones en parte, pues fue el número que jugó el Sindicato Unificado de Policía de Zamora. «Y yo también me quedé un décimo«, asegura el lotero, que lleva ya un par de años jubilado y rememoró el momento con Enfoque a las puertas de la administración en la que ha trabajado durante más de cuarenta años.
«Hubo muchos beneficiados«, recuerda García. «Se vendieron más coches, eso seguro, y mucha gente aprovechó para viajar y para pagar préstamos». Algunos, recuerda el lotero retirado, «ganaron mucho dinero». Dueños de bares o clientes asiduos, que se quedaron con más de un décimo, hicieron el agosto aquel 22 de diciembre del año 2000.
Zamora, tradicionalmente poco agraciada
Zamora no ha sido una provincia que haya salido tradicionamente beneficada del Sorteo de Navidad. De hecho, hasta el año 2018 se encontraba en el escasísimo grupo de provincias en las que nunca antes había tocado El Gordo. La suerte cambió hace ahora cinco años gracias a un puñado de décimos (cuatro) vendidos en ventanilla. Dos años después la suerte volvió a sonreir a la provincia con un décimo del premio vendido en el kiosko de la calle Víctor Gallego, de la capital.
Sin embargo, en todos los casos se trata de décimos «sueltos», que dejan mucho dinero a los agraciados pero que no se traducen en premios tan importantes como el repartido por José Antonio García en el año 2000. Zamora todavía espera que la suerte sonría de verdad a la provincia y que el premio caiga en un número vendido de forma masiva en alguna administración local.