El Zamora Enamora jugará la final de la Copa LEB Plata. Los hombres de Saulo Hernández se han ganado ese derecho durante una primera vuelta con un único borrón. Su 11-1 les permite marchar líderes con tres triunfos de ventaja sobre el segundo clasificado y tener asegurada su presencia en un torneo siempre especial por las connotaciones que implica la pelea por la corona de la categoría.
El conjunto zamorano ya alcanzó esta final en el año 2019, pero apenas tuvo opciones ante el Lucentum Alicante (86-68). Además, el equipo azulón fue de más a menos durante la campaña y no pudo certificar el ascenso a LEB Oro, el destino que espera a la mayor parte de los equipos que se meten en la Copa. No en vano, los que acuden ya van con la ventaja de la brecha abierta en el campeonato liguero.
En concreto, en esta competición copera que se disputa desde el año 2001 ha habido 46 finalistas. De ellos, 24 terminaron el curso con el premio gordo en la mano: el billete para LEB Oro. Además, un buen puñado de ellos obtuvo el doblete del ascenso y el título en un año mágico que ahora quiere emular el Zamora Enamora, dispuesto a pelear por todo tras las buenas sensaciones de la primera docena de jornadas.
Lo que queda claro si se revisa el histórico del torneo es que al menos uno de los equipos que juega la final copera acaba subiendo. Esa norma solo se quebró en 2004, en 2005, en 2017 y en 2022, cuando ninguno de los participantes terminó por rematar la campaña con éxito.
El ejemplo del año pasado
Por contra, en otras cuatro ocasiones, los dos equipos que se enfrentaron en la final terminaron por subir de la mano a LEB Oro. El último ejemplo de este tipo se vio el año pasado, con Tizona y Menorca. Los burgaleses lograron el doblete tras un año intachable.
Para pensar en pelear por el ascenso queda mucho, pero para el desenlace copero no tanto. La cita tendrá lugar el 20 de enero, con el CB Cartagena en el horizonte.