Fruto de una apretada agenda, la propia de un alcalde, Francisco Guarido acaba una reunión con el concejal Diego Bernardo minutos antes de comenzar esta entrevista. En el breve periodo entre una y otra el alcalde recibe su correspondencia diaria, entre la que se encuentra una felicitación navideña del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y algún que otro calendario de los que llegan por correo en estas fechas. «Todos los años la manda», dice en referencia a la carta recibida desde Moncloa. Es lo que tiene la Navidad, que se presta a felicitaciones y a balances, como el que Guarido hace en esta entrevista.
– ¿Cómo han sido estos primeros meses del tercer mandato?
– El objetivo fundamental ha sido conformar un equipo de Gobierno, firmar el pacto con el PSOE. Y creo que ha ido todo bien, con un reparto de concejalías adecuado a cada uno. Se trataba de continuar la labor que habíamos hecho durante los ocho años anteriores, acabar esos proyectos que se nos habían quedado en cartera y que ahora están ya en marcha. Ha merecido la pena seguir otros cuatro años porque nos permitirá acabar lo que teníamos en marcha.
– Las relaciones con el PSOE, vistas desde fuera en el anterior mandato, se suponían tensas. ¿Ha habido mucho que pulir en ese aspecto?
– Las relaciones personales son buenas y las políticas también. Es cierto que el anterior gobierno de coalición, el de 2015-2019, pudo acabar con fricciones, pero el pactó resultó. Al menos para IU, que sacó después una mayoría absoluta. Ahora las relaciones son buenas, adecuadas, y el pacto va a ser beneficioso para la ciudad.
– Usted habló mucho de fin de ciclo, así que estamos ante el mandato que no iba a ser, pero que al final ha sido.
– Creo que mi posición era bastante razonable, llevo ya mucho tiempo en este Ayuntamiento. Al final adquirí un compromiso con la sociedad y con mis compañeros de partido, que me insistieron mucho. También la gente por la calle. Así que decidí seguir cuatro años más donde fuera, en el Gobierno o en la oposición, porque en los dos sitios se puede trabajar bien. La gente quiso que fuera de nuevo como alcalde y vamos a rematar todos los proyectos que teníamos en marcha y que quedaron pendientes.
«Teníamos muchos asuntos pendientes que quisimos terminar, eso influyó cuando decidí presentarme»
– ¿Por qué le costó tanto tomar una decisión?
– Yo entré en este Ayuntamiento antes de cumplir los 40 años. Ahora tengo 65. Es razonable. Pero soy una persona de partido y no iba a abandonar a mis compañeros. En última instancia influyó el final del mandato anterior, con muchos asuntos pendientes que se iban a quedar ahí. Eso también influyó para desnivelar la balanza.
– Vamos a hablar de proyectos. ¿Cuáles, sí o sí, quiere dejar terminados en este mandato?
– Por empezar con los cofinanciados, el Museo de Semana Santa. La obra decayó como nos ha pasado alguna vez a nosotros y eso no es culpa de los políticos, es la propia ley de contratos. También el Centro Cívico, que va bien. La nueva sede de la Policía Municipal estará el año que viene, con la Policía ya trasladada al nuevo cuartel. Se van a mejorar las travesías, con la financiación del Estado. La pista de BMX, que estará lista en meses, y el Museo Pedagógico, para el que tenemos que firmar el convenio con la USAL para el traslado de material desde la Escuela de Magisterio.
Además, tenemos que acabar el Museo de Baltasar Lobo, sin olvidar el Mercado de Abastos, que tiene que llegar a 2027 con la obra terminada y las licencias renovadas. El parque de bomberos… Este mandato está rodado, programado, y esperamos que las instituciones que tienen que financiar al Ayuntamiento, que son la Junta y el Estado, cumplan. Esta financiación, unida a la subida de tributos que hemos aprobado para 2024, deja al Ayuntamiento en buena situación económica.
«Los ayuntamientos no necesitamos dinero para obras, lo que necesitamos es liquidez para el día a día»
– ¿Descarta más subidas de impuestos en este mandato?
– No va a haberlas si la situación económica es normal. No sé lo que puede pasar dentro de dos años pero, en condiciones normales, no habrá más subidas de impuestos. El Estado ha anunciado que va a ser más generoso con las comunidades y sí echo en falta financiación de la Junta, que da dinero de una forma raquítica a los ayuntamientos. Además, nos obliga a gastar en obras el 70% del dinero que nos entrega. Los ayuntamientos lo que necesitamos es dinero para gasto corriente, liquidez.
– Vamos a profundizar un poco en algunos de los proyectos de los que hemos hablado. Primero, el Museo de Lobo. Forman coalición con un partido que no ve con buenos ojos el museo en el Ayuntamiento Viejo. ¿Cómo ha empezado la comisión de estudio que propondrá la sede definitiva?
– Por nuestra parte hemos aportado a los arquitectos y a expertos que dicen que la mejor opción es el Ayuntamiento Viejo. Creemos que el dictamen será ese, que es lo que nosotros siempre hemos defendido, porque es lo más razonable. Otros partidos están presentando sus propuestas y las estamos escuchando. Lo que salga de ahí será lo que se haga, es el compromiso que hemos adquirido.
«El Estado debe invertir en la muralla y los dos millones prometidos por el anterior ministro de Cultura son escasos»
– Me ha llamado la atención no oírle mencionar la muralla al hablar de los proyectos porque, para gran parte de la población, la liberación del monumento va a ser uno de sus proyectos más recordados.
– Para mí es un tema importantísimo. Es bueno para el turismo y hace un servicio cultural a la ciudad. Recientemente hemos ganado el juicio que nos permite derribar los cuatro edificios que quedaban en la avenida de la Feria junto a San Martín y lo haremos en breve. Después tendremos que solicitar una reunión al nuevo ministro de Cultura para recordarle que antecesores suyos prometieron invertir dos millones de euros en la muralla y recordarle que esa cantidad es muy escasa. Hay que invertir más porque la muralla tiene una situación muy delicada y hay que rehabilitarla.
– Quedan ahí tres edificios en el primer tramo de la avenida de la Feria, sin expropiación a la vista. ¿Es necesario tirarlos para hacer el proyecto de ajardinamiento de la zona?
– No, habrá que dejar una segunda fase para hacerlo cuando esos edificios ya no estén, pero no es necesario. Este proyecto, el de hacer más parque y dejar la travesía en los carriles originales, y no en los cuatro actuales, es de los más complicados, porque esa travesía es del Estado. Ya nos hemos intercambiado planos y hay voluntad de hacerlo.
– Hablando de tráfico, le pregunto por la zona de bajas emisiones.
– Ahí solo nos queda quitar los bolardos, que lo haremos en cuanto se pongan las cámaras. Hasta que el Estado no diga otra cosa, nosotros vamos a permitir que entren ahí todos los coches cuya entrada esté justificada, sin mirar pegatinas. Se ha reducido el tráfico un 80%, que es mucho, creemos que no tiene gran impacto que entren unos pocos coches viejos, que son los que utiliza además la gente más humilde. Lo vamos a permitir mientras no nos digan lo contrario.
– ¿Cuándo entrarán en servicio las cámaras? ¿Cuándo empezarán a multar?
– El verano próximo es nuestra fecha límite.
«La gente agradece que el Ayuntamiento vigile el cumplimiento de los contratos, como se está haciendo con el de basuras»
– Le pregunto por la polémica con el contrato de basuras, ¿Qué está pasando?
– Nada especial. Aquí tenemos un sistema de seguimiento de los contratos que es fuerte y que dice que hay que hacer las cosas bien. Se vigila y, si la empresa no cumple con lo prometido, se actúa. El Ayuntamiento ha propuesto una sanción cercana a los 400.000 euros y ahora la empresa puede alegar y veremos en qué queda. Yo creo que la ciudadanía agradece que este tipo de contratos, tan caros, se vigilen.
– La empresa dice que el alcalde no les recibe.
– Eso no es verdad. Yo conozco a los responsables del contrato, han estado en este despacho, y han estado bastantes veces. Nos hemos sentado muchas veces para hablar del contrato de recogida de basuras. Lo que pasa es que también deben entender que hay un concejal del ramo que está para estas cosas, para resolver este tipo de problemas. No todo se puede tratar con el alcalde.
– Antes hablaba de las relaciones con otras instituciones. ¿Cómo son las relaciones con la extrema derecha, ahora que ha conseguido representación en las instituciones?
– En el Ayuntamiento las relaciones son buenas con todo el mundo. Yo soy un alcalde y un presidente de la Corporación muy aburrido, así que las declaraciones que se hacen en el Pleno son siempre contundentes, cada uno marcando su posición. No pasa aquí lo que en el Pleno de la Junta o en el Congreso, creo que en eso somos un buen ejemplo.
«Las relaciones con la oposición son cordiales; ellos tienen su papel, y nosotros el nuestro»
– Parece que las relaciones con la oposición son ahora más fluidas que en el pasado mandato.
– Yo diría que no. Los grupos tienen la obligación de hacer oposición, de investigar, buscar alternativas. Siempre puede haber alguna tensión, pero las relaciones son cordiales. También es cierto que hay un grupo que antes era oposición y ahora es equipo de Gobierno, entonces la situación ha cambiado.
– Quiero terminar por donde empezamos. Este es su último mandato, ¿no?
– Sí, sí.
– ¿Seguro?
– Completamente. Creo que incluso batiré el récord de permanencia en el Ayuntamiento desde que hay democracia, voy a superar a Luis Vicente Pastor por unos meses si llegamos al 2027. Entré con 40 y saldré con 67 años. Yo creo que ya está bien. He cumplido un servicio público, he cumplido con mi partido.
«IU se ha debilitado en estos últimos años. Las siglas se han diluido y eso me invita a centrarme aún más en la ciudad»
– Su partido. ¿Cómo lo ve?
– Yo entré en Izquierda Unida para hacer política de izquierdas. La situación de IU ahora no es la de hace treinta años, eso está claro. Me desagrada que, en el ámbito del Estado, se han devaluado las siglas, lo que me desanima a seguir. Cumpliré hasta el final del mandato con esta ciudad, desde luego. Pero a nivel de partido, si se diluyen más las siglas, si se crea ese nuevo «elemento político»… me desagrada. Y me obliga a centrarme más en mis obligaciones en Zamora. La realidad es que en 2014 la situación de Izquierda Unida era buena. Nos hemos engañado diciendo que los movimientos hechos son buenos para la agrupación, pero es falso. IU tiene 5 diputados en una coalición que se llama Sumar. ¿Eso es bueno? ¿Estamos locos? IU llegó a tener 23 o 24 diputados. Creo que el partido va por mal camino, pero es mi opinión, que es minoritaria. La mayoría piensa otra cosa, eso es así.