Estoy convencido que la mayoría de hazañas, grandes obras y logros que han llegado hasta nuestros días no se concibieron con alardes de grandeza. “Vamos a hacer unos grandes arcos de piedra sin argamasa para que la gente se haga selfies dentro de 1.900 años” Dijo nadie, nunca. Si no que simplemente querían llevar agua del punto A al punto B, siendo el punto B lo que ahora llamamos Segovia. De la misma manera el bueno de Barrate hace diez siglos seguramente tenía una vida de lo más normal en medio de Tierra de Campos, cerca del monte raso y simplemente vivía ahí. El azar quiso que apareciese su nombre como uno de los habitantes de lo que hoy llamamos Cotanes del Monte.
De la misma manera César. Cuando hablas con él te cuenta sin darse ninguna importancia su hazaña. Cuando terminó la carrera de historia decidió ponerse a hacer algo de vino con el viñedo familiar sin darse transcendencia alguna. Y como le decían que estaba bueno, cada vez empezó a elaborar un poquito más. Sin mayor ruido, arregló una pequeña nave ganadera que pertenecía a su familia con sus propias manos para adecuarla a una elaboración moderna de vinos y se dedicó a plantar alguna parcela y a recuperar los viñedos viejos existentes en la zona que se estaban perdiendo. Todo el viñedo está cerca de su bodega sencilla pero impoluta y funcional. Así es como nace la historia de bodega Quotanes y el vino Barrate, el primer Cabernet Sauvignon elaborado en la provincia de Zamora.
Seguramente si en vez de estar en Cotanes del Monte, cerca de Villalpando, estuviese en Borgoña, hablaríamos de un vigneron, uno de esos productores que se dedican a trabajar con sus propias manos el viñedo y los vinos que elabora con producciones muy pequeñas. O hablaríamos de esos vinos de garaje tan cotizados del Pomerol. Pero claro, César no es grandilocuente ni impostado. Es tirando a callado y tímido, no es una Prima Donna del vino. Casi ni te admitirá que él hace todo en la bodega, si no que le ayuda la familia o que una enóloga le supervisa de vez en cuando las analíticas. Tampoco tiene aspecto bohemio, que tanto se lleva ahora. Ni siquiera tiene Denominación de Origen. Pero César solo quiere hacer vino, y hacerlo en su pueblo. Creo que su problema es otro: todo esto lo hace en Zamora. Y no se da importancia.
Él mismo plantó viñedos de Cabernet Sauvignon en el mejor suelo que puede haber para esta variedad, como son los suelos pedregosos, los mismos que se utilizan en la margen izquierda del estuario de la Gironda.
Pero no. César, no se da importancia, simplemente elabora este Cabernet Sauvignon con todo lo que podemos pedir a esta variedad y su tipicidad. Un color rubí profundo. En nariz se notan los 12 meses en barrica francesa en unas notas a pan tostado y minerales sobre un fondo ligeramente vegetal a pimentón más ahumado que pimiento de piquillo, con fresa y melocotón para aportar fruta. Tiene tanino vibrante y vegetal, en una paleta equilibrada ente amargor, cuerpo y acidez. La sensación vegetal y floral aparece en boca, como se debe pedir a un Cabernet Sauvignon que es toda una hazaña, pero sin darse importancia.
Vino: Barrate.
Elaborador: Bodega Quotanes.
Zona: Tierra de Campos, acogido a Vino de la Tierra de Castilla y León.
Variedad: Cabernet Sauvignon.
Crianza: 12 meses en barricas de 225 litros de roble francés y americano.
Precio: unos 10€.