Zamora tiene más de 500 pueblos, pero solo 248 ayuntamientos. Muchos municipios de la provincia agrupan a varias localidades, que conviven bajo una misma unidad administrativa liderada por un solo alcalde. En ciertos casos, se trata de un conjunto de dos o tres anejos, pero existen casos particulares en el territorio en los que esa cifra rebasa la decena y en los que, además, aparecen problemas como la dispersión, la falta de gente, la población flotante que no se empadrona o una financiación que los regidores perciben como insuficiente.
Emilio Lorenzo lo tiene claro: «Ayuntamientos como este van a ser insostenibles». El regidor de Rosinos de la Requejada gestiona un municipio con diez localidades en el que el mayor, el que le da nombre, supera a duras penas los 80 vecinos. Solo Cobreros, también en la zona noroccidental, tiene más anejos (12). «La cosas hay que pagarlas igual, aunque no haya gente», explica el responsable local, que siente cómo el trabajo se le va de las manos, particularmente cuando los veraneantes estiran la población muy por encima del doble de lo que aparece en las estadísticas.
«Me está tocando hacer hasta de alguacil», afirma Lorenzo, que además ha tenido que lidiar con otro problema común en los ayuntamientos de la provincia en los últimos tiempos: «Estuve cinco meses sin secretario», afirma este alcalde, que recuerda que todos los gastos se multiplican por diez en su caso. Hay que mantener las calles, el saneamiento, la iluminación y, hasta cierto punto, el ocio en lugares donde la despoblación ha penetrado en el último rincón: «Recibimos una miseria, pero parece que ahora tenemos un presidente de la Diputación que mira mucho por los pueblos», apunta el munícipe, en un elogio que lleva una petición incorporada.
«Las administraciones toman los anejos como si fueran una cosa inferior, cuando en realidad hablamos de un pueblo más con las mismas necesidades»
Sergio López, alcalde de Fonfría
Emilio Lorenzo pertenece al amplio grupo de alcaldes del Partido Popular, como Sergio López, de Fonfría: «No recibimos una cantidad proporcional. Las administraciones toman los anejos como si fueran una cosa inferior, cuando en realidad hablamos de un pueblo más con las mismas necesidades. De hecho, en algunos sitios es más grande la pedanía que la cabecera», argumenta este regidor alistano con ocho localidades a cargo: «Cuando hablo de esto me refiero a todas las instituciones, y me da igual el color político», advierte.
Todo multiplicado
López subraya que la realidad de su Ayuntamiento le obliga a mantener «ocho alumbrados públicos, ocho canalizaciones de agua u ocho pavimentaciones». «Pero la inversión lo llega multiplicada por ocho», apunta el mandatario de Fonfría, que indica que las correcciones realizadas para el reparto de ayudas como las del plan provincial de obras son «insuficientes». Además, los problemas también se reproducen. Para muestra, el que tiene ahora este alcalde con Bermillo de Alba y el teléfono.
En Fariza, Manuel Ramos, en este caso del PSOE, comparte la opinión del dirigente alistano: «Tiene razón el alcalde de Fonfría. No se puede hacer un reparto de obras y servicios como el que se viene realizando porque no es suficiente el índice corrector. Hay que coger el toro por los cuernos y resolver los problemas de los servicios esenciales», defiende el responsable sayagués, que alude a otro factor: el de la dispersión: «No es lo mismo hacer una obra de saneamiento para Bermillo que para Badilla, que es una localidad muy extensa, con mucho espacio entre las casas», abunda.
En Galende, con otra decena de localidades a cargo del Ayuntamiento, el alcalde, José Manuel Chimeno, no pone solo el foco en las instituciones superiores, sino que apunta también hacia la propia población que «pasa meses en los pueblos sin empadronarse». Su municipio ha perdido recientemente dos concejales y lo nota a la hora de gestionar un territorio amplio, con mucha gente en ciertas fases del año y que precisa de financiación, también por su propia situación particular de consistorio endeudado: «Mientras, lo llevamos como podemos, rompiéndonos y sin parar», señala el mandatario local.
Los testimonios de los alcaldes chocan con las ideas que, de manera recurrente, surgen en torno a la posibilidad de reducir el número actual de ayuntamientos para concentrar en menos municipios la gestión del más de medio millar de pueblos. Para que eso sea viable, hacen falta otras reformas, a juzgar por la opinión de quienes lo viven de primera mano: «Todos queremos más, pero así se hace complicado aguantar», zanja Emilio Lorenzo.